Nacido el 3 de diciembre de 1818 en la ciudad de Puerto Príncipe, cursó sus estudios en Francia y Estados Unidos, donde se doctoró en la carrera de Medicina en marzo de 1855 en el Jefferson Medical College. Posteriormente realizó múltiples investigaciones respecto a la propagación del cólera y el muermo, describió el primer caso de filaria en sangre observado en América e incursionó, ocasionalmente, en la oftalmología.
El 14 de agosto de 1881 presentó ante la Real Academia habanera su más importante y revolucionario trabajo científico, donde gracias a sus precisas y justificadas deducciones, desveló a la hembra del mosquito hoy conocido como Aedes aegypti como agente transmisor de la fiebre amarilla, una teoría que, pese a las más de dos décadas de renuencia y escepticismo que posteriormente le hicieron frente, logró su reconocimiento.
Además de incluir en su haber ramas como la docencia y la práctica del ajedrez con notorias soltura e ingenio, se desempeñó como «miembro de número», Miembro de Mérito y Secretario de Correspondencia de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de la capital y, en 1902, ejerció como Jefe Superior de Sanidad, período en que reorganizó el sistema sanitario de la Isla y encaró la última epidemia de fiebre amarilla registrado en la urbe habanera.
Asimismo, por su memorable accionar recibió disímiles distinciones, entre las que sobresalen la Medalla Mary Kingsley, del Instituto de Medicina Tropical de Liverpool, Inglaterra, la Orden de la Legión de Honor de Francia y el Premio Breant, de la Academia de Ciencias de la propia nación, así como la designación del 3 de diciembre como Día de la Medicina Latinoamericana en varios países de la región, en saludo a su natalicio.
Carlos Juan Finlay Barrés falleció el 19 de agosto de 1915 a los 81 años en la La Habana y, si bien jamás le fue otorgado el Premio Nobel a pesar de las no pocas proposiciones en su favor, su nombre integra el podio de grandes impulsores de la ciencia y la medicina en la Patria Grande y, a poco más de un siglo de su partida, el mundo le recuerda como un ejemplo del talento, la dedicación y la perseverancia necesarios para superar los desafíos y contribuir al bienestar y progreso de la humanidad.