Vida, un espectáculo para vestirse de tradición (+fotos)
Identidad, remembranza a los ancestros, tradición y belleza refinada se conjugaron para dar nacimiento al espectáculo Vida, colección de moda del diseñador matancero Juan Carlos Jiménez Huerta con el telarte de Manuel Mendive Hoyos, Premio Nacional de Artes Plásticas 2001.
Dieciocho modelos lucieron con elegancia la belleza de las piezas distinguidas por el entintado textil, tejidos manuales y accesorios cerámicos, tejidos y manuales.
Se presentaron en un desfile en el escenario del teatro Sauto el sábado último, acompañado de música y bailes folclóricos, narración oral y performance, a propósito del cumpleaños 80 de Mendive, en el que los diseños de la ropa de los participantes también formaron parte del discurso visual concebido para la ocasión.
La colección, creada a propósito de la más reciente edición del festival de la moda artesanal en Cuba, Exhuberarte, invita a la apreciación de una belleza sui géneris, original y originaria, en la que se recrean elementos naturales, deidades yoruba en perfecta simbiosis con la naturaleza.
El uso del color en estos vestidos, conjuntos de camisas y pantalones, monos, camisas, bolsos y turbantes es fundamental pues, entre blancos, rojos y amarillos, constata la relación entre lo humano y lo divino, lo onírico y lo terrenal, lo originario y la modernidad, característica también en la obra de Mendive, en una suerte de concordancia que viene desde los tiempos primigenios del hombre como recordación a la trascendencia de respetar y venerar la tradición y la identidad.
Con la producción artística de Alexander Rodríguez y dirección general de la Maestra Lilian Padrón, el espectáculo Vida se impuso a las inclemencias de la naturaleza y de los tiempos modernos; el público esperó paciente a que aplacara el aguacero y el teatro Sauto fuera beneficiado con la energía eléctrica, cuya falta ha hecho mella más de una vez en presentaciones valiosas y de calidad, soñadas y organizadas con meses de antelación, en detrimento del trabajo de los organizadores, el disfrute del público y de una de las funciones primeras del arte y la cultura toda: el carácter transformador de sus propuestas.
Actuaron en el escenario del coliseo yumurino, ante la imposibilidad de ocupar la platea debido a afectaciones constructivas y los estudios pertinentes que a propósito allí se realizan, la narradora Ileana Hernández quien recreó un Pataki a Obatalá, integrantes de la compañía Danza Espiral dando muestras de su esmerada ejecutoria de bailes folclóricos, Kilma Alfonso González, estudiante de nivel medio de la Escuela provincial de Música y Mary Cardoso con los rezos y cantos oriundos de África que llegaron a Cuba con los hombres y mujeres esclavizados.
Vida deviene simbiosis de respeto y belleza, pasado y presente, fuerza y exquisitez para definirse y definirnos en nuestra actualidad como hijos y herederos directos de nuestras raíces culturales, con el ayer como escudo, el hoy como motivo y el mañana como juramento de respeto y veneración hacia lo autóctono y lo auténtico, en medio de un contexto que se empeña por borrar la exquisita riqueza cultural que nos alimenta y trasciende como pueblo.