De la pasión por la aeronáutica al folklore cubano
Entre cubanos el empleo de esas frases cortas e ingeniosas, de origen popular, que encierran un mensaje educativo o moral y que denominamos refrán, es muy común.
Aunque en ocasiones el origen es impreciso o desconocido, existen refranes que nacieron de experiencias y personajes reales de nuestra historia para volverse familiares y propias del modo de comunicarse en esta Isla.
Ejemplo de ello es Matías Pérez, el portugués radicado en La Habana y fabricante de lonas y toldos. Un oficio que le resultó bastante remunerativo y por el que recibió el sobrenombre de «Rey de los toldos».
Pero la verdadera notoriedad de Matías Pérez ocurre con su inesperada desaparición, el domingo 29 de junio de 1856 mientras volaba en su globo aerostático.
Este portugués, apasionado de la aeronáutica, fue un hombre progresista y de grandes aspiraciones, que a fuerza de empeño y osadía hizo realidad el sueño de surcar el espacio aéreo.
Dicen que además de leer y estudiar las publicaciones relacionadas con la aviación, especialmente las provenientes de Europa, atesoraba documentos sobre el tema, escritos o dibujos realizados por el genio del Renacimiento italiano, Leonardo da Vinci.
Tal interés le llevó a comprar el globo aerostático, Ville París (La Villa de París), del famoso piloto y constructor de globos francés, EUGÈNE GODARD, por un valor de mil 250 pesos.
Con ese artefacto, Pérez se dirigió al Campo de Marte o Plaza de Marte, rebautizada después como Parque de la Fraternidad y desde allí inició su peregrinaje por los cielos.
El 12 de junio de 1856, jornada con excelentes condiciones atmosféricas, el portugués efectuó su vuelo inicial, desde la zona sur del Capitolio, hasta el fuerte de la Chorrera.
El segundo vuelo tuvo lugar el 29 de junio de 1856. Ese día el viento era demasiado fuerte y una ráfaga de gran intensidad lo arrastró hacia las alturas e impulsó sobre el mar.
Poco a poco se fue alejando de la Plaza de Marte hasta desaparecer entre las nubes y sin dejar huella alguna.
Así se convirtió en leyenda ese enamorado de la aeronáutica, quien no fue el primer ni único piloto de globos en suelo cubano, pero su impronta pervive en la memoria popular con aquello de que «¡Voló como Matías Pérez!».
Es la frase más común entre los cubanos cuando alguien se va o desaparece de un lugar.
Sin embargo, la popularidad del portugués ha inspirado otras obras y modelos culturales.
Por ejemplo, COPREFIL, la agencia cubana responsable del diseño, producción y venta de sellos postales, celebró el centenario del vuelo de Matías Pérez con una “edición de primer día” y lo honró nuevamente con dos sellos, de tres y trece centavos.
El hecho que puede considerarse el primer accidente fatal de la aeronáutica en Cuba fue utilizado además, por el músico David Torrens en la canción, ¿Quién me quiere a mí?, un tema musical que alcanzó gran popularidad a inicios de los años 2000. «¡Como Matías Pérez tu amor voló!», dice un verso de la canción.
También existe la historieta Matías Pérez, de Luis Lorenzo Sosa, publicada por la Editorial Pablo de la Torriente Brau.
La serie constituye parte del patrimonio editorial cubano y particularmente del mundo de la historieta infanto-juvenil. En ella se describe a un Matías Pérez perdido en un globo aerostático y reaparecido en una galaxia muy lejana. El escenario resulta ideal para actuar como justiciero intergaláctico y regresar de vez en vez a La Habana para resolver asuntos pendientes.