8 de septiembre de 2024

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

Playas: de la preferencia a su conservación

Agosto, con toda su carga de intensa radiación solar y elevadísimas temperaturas, se aproxima a su fin y con él las actividades recreativas que desarrollamos durante esta etapa estival en las playas y zonas costeras.

Arena o arrecife y agua cálida, combinada con ofertas gastronómicas y recreativas, hacen que esos espacios ocupen los primeros lugares en la lista de la programación vacacional del verano. Sobre todo para los isleños o quienes residen cerca del mar.

Pero más allá de sitios ideales para la distracción con familiares o amigos, la práctica de deportes como la natación y la relajación o disfrute de los bellos paisajes marinos, esos ecosistemas precisan una correcta gestión geomorfológica para su preservación.

A eso se refiere el Doctor en Ciencias Geográficas Alfredo Cabrera cuando insta a conservar el sustrato arenoso de las playas y defender la estabilidad de esa superficie de los peligros y vulnerabilidades a que están expuestas por los fenómenos naturales y la acción del hombre.

Ejemplo de una buena gestión es el no permitir las construcciones fijas sobre la duna. Las edificaciones deben estar a no menos de 40 metros detrás del arenal, hacia tierra firme. Así lo refleja la Ley de Costas de Cuba, comentó el también profesor de la Universidad de Matanzas.

Los vertimientos artificiales de arena constituyen otro proceso inherente a la mejora de las playas y está dirigido a compensar su pérdida, controlar los procesos erosivos y elevar la satisfacción de los veraneantes.

“El vertimiento de arena para recuperar la playa y restaurar la duna se realiza a partir del dragado de cuencas que se encuentran mar adentro. Es una acción científica e ingeniera costosa, pero de mucha importancia”.

¿Esa arena se extrae de lugares específicos?, ¿qué particularidad tienen esas zonas?

Importante aclarar esto porque existen quienes piensan y comentan que si se extrae la arena del mar, en poco tiempo retornará a su lugar de origen. Y aunque no dejan de tener algo de razón, sucede que este es un trabajo que se lleva a cabo tras una previa identificación y estudio de las cuencas submarinas, ubicadas a suficiente distancia de la costa, como para que no se produzca un movimiento directo entre la cuenca y la parte firme en tierra.

¿Qué volumen de arena se extrae de la cuenca?

Nunca se comete el total vaciamiento de la cuenca, sólo se saca una parte pequeña de la arena. Por ejemplo, existen cuencas con cinco millones de metros cúbicos de arena y en un vertimiento, por grande que sea, se extrae un millón o dos de metros cúbicos.

Es bueno aclarar que en las cuencas se dan procesos de auto-recuperación y ello es parte del monitoreo que practican los expertos para determinar cuándo existen las condiciones para realizar otra extracción.

Es parte de un estudio muy riguroso en el que no puede faltar la licencia ambiental que otorga el Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) de Cuba.

De la calidad y efectividad de ese trabajo hablan las colaboraciones de técnicos y especialistas cubanos, en naciones caribeñas y centroamericanas para la restauración de sus playas.

¿Qué otros aspectos incluye la gestión de las playas?

La erradicación de especies exóticas invasoras y la regeneración de la flora nativa de esos ecosistemas para retener la arena y el empleo de una infraestructura amigable con el medio ambiente, como son las pasarelas de madera para acceder al mar.

Y muy, pero muy importante, el compromiso de los vacacionistas con el cuidado y limpieza del lugar, es decir, que las personas que van a la playa no se sientan solo como usuarios, sino también como gestores.

Aquí se incluye la preocupación por dejar desechos de alimentos o envases plásticos al finalizar el día de playa.

¿Hablamos entonces de un proceso que va más allá del quehacer de quienes estudian y trabajan en la conservación las zonas costeras?

Como un proceso sistémico la gestión de las playas ha transitado de la función geomorfológica, centrada en la erosión y en la dinámica de los sedimentos, a la integradora, porque considera el uso que se le da y el rol de las personas en ellas como vecinos, turistas o guardianes de su salud y belleza.

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