2 de mayo de 2024

Radio 26 – Matanzas, Cuba

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¿Quién es ANA BELÉN MONTES? (Segunda parte)

Desde sus lecturas en la cárcel conoció de la obra y vida del prócer puertorriqueño Pedro Albizu Campos y su sacrificio a favor de la independencia de Puerto Rico. Se acercó a las gestas nacionalistas puertorriqueñas. “Viajó por el mundo” con el Papa Francisco y se dejó impregnar de su espíritu compasivo.

En 2017, Ana Belén Montes había cumplido dieciséis años encarcelada.

 

Continuaba sujeta a las medidas administrativas especiales, las que limitaban su acceso al mundo exterior de la prisión. Dieciséis años de silencio y aislamiento. Sólo se le permitía comunicarse con escasos familiares y amigos que la hubieren conocido antes de su arresto. Nadie podía citar las palabras que Ana expresara a partir de su encarcelamiento. Nadie podía hacerse eco de su dolor, ese que experimenta cualquier mujer ante la mutilación de su cuerpo y la incertidumbre de su futuro. Nadie. Sólo imaginarlo.

Ana (Belén Montes) enfrentó la cirugía de un cáncer de seno sin el apoyo de sus seres queridos, sin la posibilidad de escoger un médico de su confianza, ni tratamientos alternos o paliativos, pero sobrevivió.

Los carceleros la llevaban de la prisión al hospital, encadenada de manos y pies, con una cadena gruesa amarrada a la cintura, de la cual colgaba un grillete pesado donde se unían las cadenas de la cintura con las de los pies. Y con una herida en el pecho.

Durante ese año tormentoso, Ana se dedicó a recuperar sus fuerzas. Su meta a corto plazo fue estar viva y libre de cáncer por los siguientes cinco años. A pesar de las condiciones en las cuales vivía su meta a largo plazo fue regresar libre a su comunidad, si no antes, al menos el primero de julio de 2023. Lo logró, porque la pusieron en libertad este 8 de enero de 2023 con cinco años de libertad condicional

Desde sus lecturas en la cárcel conoció de la obra y vida del prócer puertorriqueño Pedro Albizu Campos y su sacrificio a favor de la independencia de Puerto Rico. Se acercó a las gestas nacionalistas puertorriqueñas. “Viajó por el mundo” con el Papa Francisco y se dejó impregnar de su espíritu compasivo.

Sonrió al “escuchar” los diálogos entre el Dalai Lama y el Arzobispo Desmond Tutu. Se interesó en estudiar, con su usual minucia, la Carta Autonómica de 1897 sobre Puerto Rico, el Tratado de París, y otros documentos que evidenciaban la trayectoria política de la Isla (Puerto Rico). Pero a Ana tampoco se le permitió articular públicamente sus reflexiones sobre el trayecto político de Puerto Rico; ni sobre las corrientes ideológicas a nivel mundial; ni sobre filosofías o religiones.

 

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