Alejandro García Caturla: Prodigio musical de Cuba
La cultura antillana encontró en Alejandro Evelio García Caturla a uno de sus más prodigiosos artífices, reverenciado por su estilo único, destreza como compositor, multiinstrumentista, cronista social, crítico de arte y abogado y, principalmente, calificado junto a Amadeo Roldán, como pionero de la moderna música sinfónica cubana.Nacido en la localidad de Remedios el 7 de marzo de 1906, desde temprana edad evidenció su pasión y pericia en el panorama sonoro, recibiendo clases privadas de armonía, contrapunto y fuga, logrando un sorprendente dominio de la técnica del violín y hallando en las fiestas rituales afrocubanas de su ciudad natal una trascendental influencia para sus obras posteriores.
Pese a incursionar en la carrera de Derecho Civil en la Universidad de La Habana en 1923 para complacer a su progenitor y destacarse por su desenvoltura académica, nunca abandonó sus estudios musicales y, junto a sus colegas de abogacía, fundó la orquesta de jazz-band “Caribe”, ingresó en las Orquesta Sinfónica y Filarmónica capitalinas, al tiempo que pulía su técnica vocal en la Academia de Canto de La Filarmónica Italiana y acrecentaba sus conocimientos en los campos de la armonía, la composición y la instrumentación.
Disímiles tierras americanas y europeas como Estados Unidos, Madrid, Sevilla y París atestiguaron importantes obras de su autoría como “Obertura cubana”, “Tres danzas cubanas”, “Guajiras”, “Preludio Homenaje a Changó”, “Dos poemas afrocubanos” y “Bembé”, entre muchas otras que, dotadas de una atractiva e innovadora sonoridad, demostraron su capacidad y versatilidad artística para impregnar a la música sinfónica la riqueza rítmica y melódica del folclore afrocubano.
Asimismo, instauró el periódico «Los Minoristas» y la revista «Atalaya» y colaboró con las publicaciones “Musicalia” y “Revista de Avance”, entre otros medios de comunicación donde devino cultor del periodismo al descollar sus aptitudes para la crónica social, la crítica de arte y la pedagogía musical y, su compromiso con la justicia y las causas políticas y sociales, lo convirtieron en un respetado juez y abogado.
Sin embargo, esa intransigente conducta en la praxis de su profesión resultó la principal causante de su prematuro y desafortunado fallecimiento, cuando el 12 de noviembre de 1940, al negarse a exonerar de sus crímenes a un hombre al que enjuiciaría, este último lo asesinó a balazos poniendo fin a sus poco más de 34 años.
Con un vastísimo catálogo que comprende desde piezas para violín, piano, violonchelo, banda, órgano oriental, saxofón, conjuntos de cámara, etcétera, una fidelidad indiscutible hacia la abogacía y una cubanía inherente a su ser, la efímera pero fructífera existencia de Alejandro García Caturla sigue inspirando a disímiles músicos y compositores del mundo y pervive enraizada en el corazón de nuestra idiosincrasia y cultura.
