Con más de siete décadas de trayectoria artística y una impronta intachable en el escenario internacional, la distinguida bailarina y coréografa cubana Alicia Alonso constituye una de las más representativas personalidades de la danza antillana e ícono cimero del ballet clásico en el ámbito Iberoamericano.
Bautizada como Alicia Ernestina de la Caridad del Cobre Martínez del Hoyo, Alonso nació el 21 de diciembre de 1920 en La Habana y, desde temprana edad, evidenció una inclinación natural por la danza, debutando a los once años en el antiguo Auditorium capitalino con el vals de «La bella durmiente del bosque» y estudió posteriormente en prestigiosos colegiosos foráneos.
Alonso se desempeñó como primera figura del American Ballet Theatre, donde interpretó papeles emblemáticos en obras como «El lago de los cisnes» y «Giselle» y su talento y expresividad cautivaron a audiencias de los Estados Unidos, Italia, Francia y la otrora Unión Soviética, entre otros países, y a pesar de los desafíos relacionados con su visión, continuó trabajando incansablemente en la promoción de la manifestación artística a la que se entregó en cuerpo y alma.
Prueba fehaciente de ello fue cuando en 1948 estableció los cimientos del hoy conocido como Ballet Nacional de Cuba y, dos años después, la Academia de Ballet que llevaba su nombre, dirigida a forjar la primera generación de bailarines de acuerdo a los principios técnicos, estéticos y éticos que hasta la fecha rigen a esta afamada escuela, cuyo respaldo global se ha extendido hasta casi cincuenta países de América, Europa, África y Asia.
Sus versiones coreográficas de grandes clásicos como «Giselle«, «La bella durmiente del bosque» y «Don Quijote», han sido danzadas por destacadas compañías que incluyen desde los Ballets de la Ópera de París, la Ópera de Viena, el San Carlo de Nápoles y el Real Ballet Danés y estas producciones han sido aclamadas por la crítica especializada y disfrutadas por innumerables espectadores en las principales capitales del orbe.
La prima ballerina assoluta falleció el 16 de octubre de 2019 a la edad de 98 años. Previamente había recibido títulos honoríficos, como el de Doctora Honoris Causa, otorgado por instituciones como la Universidad de La Habana, el Instituto Superior de Arte de Cuba, la Universidad Politécnica de Valencia y la Universidad de Guadalajara, así como la Orden «El Águila Azteca» y la Encomienda de la Orden Isabel la Católica en España.
Por sus aportes a la danza, fue galardonada con la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, la Orden de las Artes y las Letras en Francia y la Orden José Martí, máxima condecoración que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba, y también fue agasajada con el Diploma de la Dirección Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas, la Orden «30 Años de Dedicación al Arte», así como la Palma de Revolución al más destacado artista.
La influencia y el legado de Alicia Alonso en el ballet no se limitan a su trabajo como bailarina y coreógrafa. Su enfoque en la formación de bailarines y la creación de nuevas coreografías contribuyeron, significativamente, a elevar la calidad del ballet en Cuba y a su reconocimiento internacional. La pasión, dedicación y talento de esta extraordinaria artista la convierten entonces en uno de los más inspiradores e inmortales rostros de nuestra cultura e historia.