Entre claves y reparto: El pulso joven de la música cubana

En la Cuba de hoy, la juventud marca el compás musical con fuerza. El reparto, género urbano que ha ganado terreno en los barrios y redes sociales, se ha convertido en el soundtrack de una generación. Aunque sus letras a veces se tiñen de chabacanería, no se puede negar que en su esencia hay una defensa de la cubanidad: el barrio, la jerga, la picardía y, sobre todo, el ritmo.
Lo curioso es que, pese a su modernidad, el reparto no rompe del todo con la tradición. Muchos de sus arreglos incorporan la clave cubana, ese patrón rítmico que ha sido columna vertebral de géneros como el son, la rumba y la salsa. Es como, sin saberlo, los jóvenes estuvieran bailando sobre los cimientos de su historia musical.
Mientras tanto, los géneros tradicionales luchan por no quedar atrapados en la memoria. El son, el bolero, la trova… necesitan nuevas estrategias para conectar con el público joven. No basta con conservar, hay que seducir.
Un ejemplo inspirador es El Septeto Santiaguero, que ha logrado revitalizar el Son cubano con colaboraciones modernas, arreglos frescos y una estética visual más cercana a las nuevas generaciones. Su música no solo respeta la tradición, sino que la hace vibrar en el presente.
La clave está en eso, en encontrar el punto donde lo viejo y lo nuevo se abrazan. Porque si el reparto puede sonar con clave, entonces el son puede sonar con flow.