Proyecto de Narración Oral en instituciones educacionales y culturales matanceras
Un buen narrador puede abrir puertas a mundos infinitos y dejar una huella imborrable en la infancia.
Durante este período ha estado presente en las escuelas Julio Pino Machado y República de Costa Rica, así como en la Sala Infantil de la institución bibliotecaria.
«En La hora del cuento, señala la artista escénica, los pequeños disfrutan de las narraciones más se deleitan con adivinanzas, juegos de coordinación, reafirmación de reglas ortográficas y secciones de pintura, donde recrean los personajes de cada texto».
En su criterio, la narración de cuentos es una poderosa herramienta para estimular la imaginación y el incremento de los conocimientos en los niños.
«Están expuestos a un lenguaje más rico, complejo y diverso del que suelen usar en su vida cotidiana», indicó.
Asimismo, se aprecia en estos encuentros como Ileana Hernández se convierte en un modelo de entonación, ritmo y fluidez verbal.
Al sumergirse en la historia, los niños viven las experiencias, alegrías y desafíos de los personajes.
Y añade la miembro de la UNEAC: «Los cuentos abordan temas complejos como el miedo, la tristeza, la envidia, la valentía o la amistad en un contexto metafórico, lo cual les ayuda a procesar sus propias emociones».
Diversos narradores matanceros realizan similares proyectos literarios y escénicos con ese enfoque renovador, como son, entre otros, los organizados por Cecilia Soto y Bárbaro Velasco, este último especializado en la temática martiana.
En mi opinión, la narración de cuentos en la primaria no es un complemento opcional, sino una actividad esencial que nutre la mente y el corazón de los niños.
Es una estrategia que, de forma lúdica y aparentemente sencilla, sienta las bases para el éxito académico, el bienestar emocional y la formación de ciudadanos empáticos y críticos.
Un buen narrador puede abrir puertas a mundos infinitos y dejar una huella imborrable en la infancia.