«Siempre el humor era lo más importante»

—¿Cómo define Carlos Ruiz la palabra humor?
—No es fácil. El humor es una cualidad innata al ser humano. Es lo que nos lleva a la relajación. Logra decir cosas que seriamente a veces no se pueden decir. Tratar de definirlo es complicado porque hay varios tipos de humor. El que a mí me gusta es el humor satírico, es el humor que hace que la gente ría, pero que piense.
«Es un poco llevando la máxima de José Martí que dijo que el humor y la sátira tiene que ser a la sociedad como un látigo con cascabeles en la punta. Si le quitas el cascabel se vuelve hipercrítico. El cascabel solo también puede ser, pero es bueno que la gente piense.
«Como dije es una condición del ser humano porque por ejemplo la hiena emite un sonido que parece risa, pero es su ladrido. El ser humano ríe porque piensa y compara la verdad con la mentira. La base del humor es decir la verdad de manera crítica. ¿Tú quieres ser cómico? Di la verdad para que veas».
—¿Cómo ve el humor en Cuba a través de los años?
—Cuba es un país de humoristas. En todos los tiempos hubo grandes actores. Desde el bufo, pasando por el vernáculo. Lo que se hacía en el teatro Martí era una maravilla. Hubo genios que adaptaron sus guiones a la radio y luego a la televisión, como Enrique Núñez Rodríguez, actores como Garrido y Piñeiro (Chicharito y Sopeira), entre muchos otros.
«Hubo grandes mujeres como Candita Quintana, Alicia Rico y de la talla de Rita Montaner, que fue un genio de la actuación. Tenía un programa que se llamaba Lengua lisa donde cantaba: «mejor que me calle, que no diga nada, de lo que tú sabes, de lo que yo sé». Usaba la crítica de manera muy fina y le costó no pocos problemas. Por eso fue llamada La única, La Rita de Cuba.
«Tampoco podemos olvidar al teatro Alhambra. La música estaba muy ligada a estas puestas. El cubano es muy musical y ligado con el humor es un éxito total. Luego llega el año 59, la Revolución, y vivimos un período donde se siguen produciendo comedias haciendo mucho hincapié en el nuevo proceso social, pero de todas maneras en el humor seguía apareciendo
la crítica a las cosas que no se hacían bien, sobre todo en las canciones, las parodias. Es cuando empieza Virulo a cantar temas como el de las colas, los taxis (el Chevy) que nunca iba para dónde tú le decías… y a mí me gustaba todo eso».
—¿Cómo llega usted al humor?
—Yo venía del teatro donde hice mucha comedia y estrené cosas de Nicolás Dorr y otros grandes dramaturgos, pero me di cuenta de que los monólogos, si estaban bien hechos, llegaban con más fuerza al público porque reflejaban la cotidianidad y señalaba las cosas que hay que superar.
«Descubro a Héctor Zumbado como autor humorístico y su libro Limonada, de dónde saqué obras como La guagua, El café, El antipan, El hombre que quería enlatar el sol, que era un texto muy profundo porque el humor siempre puede subir más la parada, y empiezo a hacer todo eso.
«Llego a la televisión gracias al director Manolo Rifá y empiezo a hacer todos estos textos, y siento como que choca un poco porque la gente estaba acostumbrada a otro tipo de humor y actores como Enrique Arredondo, Carlos Montezuma, que trabajaban en espacios estelares al estilo de Detrás de la Fachada, San Nicolás del Peladero, donde teníamos a la gran María de Los Ángeles Santana, Enrique Santiesteban…
«Yo hacía un humor distinto y poco a poco me fueron aceptando. Creé un personaje llamado Tallado Tallarine que además de los monólogos incluía algunas canciones de Virulo, y varias rutinas de Nacha Guevara.
«No solo era yo. A lo largo de la Isla había muchas personas haciendo buen humor y entonces Virulo funda el Conjunto Nacional de Espectáculos, donde además estaba Sara González, Rubén del Valle (Tatica), Carmita Ruiz… entre otros muchos actores que cantaban, y cantantes y bailarines que actuaban.
«Empezaron a surgir grupos similares en todas las provincias. En Santa Clara La Leña del Humor, en Matanzas La Seña del Humor, en La Habana estaba la Piña del Humor que dirigía Churrisco, el grupo Salamanca que dirigía Doimeadiós en el ISA, que era extraordinario. Ya existía un humor mucho más elaborado desde el punto de vista de forma y contenido.
«En el Conjunto Nacional de Espectáculos se cuidaban todos los aspectos técnicos: la actuación, la afinación, el baile… se estudiaba mucho, pero siempre el humor era lo más importante. Todo era satírico y reflejaba los problemas de su época, pero hay que saberlo reflejar porque sino caemos en un hipercriticismo loco. Lo bueno es decir las cosas muy profundamente».
(Fragmento de la entrevista realizada en 2014 a Carlos Ruiz para el proyecto de la serie audiovisual Vivir y morir de la risa)
Biografía
Carlos Ruiz de la Tejera, (Matanzas, 4 de agosto de 1939-La Habana, 3 de julio de 2015), actor de teatro, cine, radio y televisión, poseedor de una efectiva mímica, plasticidad notable y talento histriónico, que lo llevaron a una posición de admiración y respeto tanto en una hilarante sátira como en la interpretación de poemas o textos dramáticos. Creador de un estilo que marcó sus actuaciones durante toda su exitosa carrera.
El Poeta Nacional Nicolás Guillén señaló que: «La burla con que Carlos Ruiz de la Tejera toma en serio las cosas más difíciles de entender seriamente, ha hecho de él un maestro del humor. Su estilo es, por supuesto, humor cubano, pero también, y esto es lo más importante, universal. Uno puede reír con Carlos Ruiz de la Tejera en público, pero en privado reflexionar y, entonces, puede llorar».
Fue merecedor del Premio Nacional de Televisión en 1982 y el Premio Nacional del Humor en 2006. Recibió además el Sello de la ciudad de Barquisimeto, entregado en el teatro Juárez por el Alcalde de la ciudad (México, 1997), Placa de Reconocimiento de Fundacultura y la Gobernación del Estado Lara, Venezuela, La Giraldilla de La Habana, entregada por el Gobierno de la ciudad, Réplica del machete del General Máximo Gómez, Distinción Majadahonda, por el aporte a la causa internacionalista, otorgado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), Distinción de Interés Cultural por el trabajo artístico, entregado por el honorable concejo municipal de la ciudad del Rosario, Argentina, entre otros múltiples reconocimientos.
El mayor regalo que reconoció y siempre destacó en presentaciones, conferencias y entrevistas fue el amor que el pueblo le profesaba. Gente para la que trabajaba con toda modestia y respeto.
Tarado Tallarini, el personaje creado por Carlos Ruiz.
- Juventud Rebelde