Jean Carlos, un hombre de béisbol

Jean Carlos Lorenzo Batista es un joven pelotero de 21 años de la provincia de Matanzas. Oriundo de Boca de Camarioca, es un apasionado del juego. Su dedicación, disciplina y talento lo han llevado a sobresalir en el terreno desde las categorías inferiores, tanto en competiciones nacionales como internacionales.
-¿Cómo fueron tus inicios en el mundo de las bolas y los strikes?
-De pequeño era muy inquieto y era necesario emplear esa energía en algo útil. Como la gran mayoría de los niños de mi generación, ser pelotero era un sueño y con cinco años mis padres me apuntaron en el centro de mi pueblo donde se entrenaba.
-¿De qué forma catalogas tu paso por las categorías inferiores?
-Si tratara de describirlo estaríamos aquí hasta la semana que viene. Esa es una etapa complicada para los atletas, los entrenadores y para los padres. Te puedo decir sin que me quede nada por dentro, que ha sido la mejor etapa de mi vida. Empecé en Boca con mis compañeros de aula y barrio. Cuando tenía diez años me llevan para Cárdenas a jugar el torneo municipal, ahí tuve un buen desempeño y a los doce me dijeron que estaba entre los elegidos de la preselección de Matanzas para los Juegos Escolares de ese año. En esa preselección mi actuación fue destacada, eso conllevó a que hiciera el equipo de Matanzas a los Juegos Escolares y en esa competición mis resultados fueron sobresalientes también.
-En tu corta carrera, hubo un momento que te marcó para siempre. ¿Cómo llega la noticia de que Jean Carlos era uno de los lanzadores del Equipo Cuba al Mundial sub-15 de Panamá 2018?
-Mis resultados eran satisfactorios y mi carrera como atleta iba en ascenso. En octavo grado ya estaba en la EIDE Luis Augusto Turcios Lima. En el año 2018 nuestro equipo quedó subcampeón del campeonato nacional, perdimos en la final contra Sancti Spíritus. A la semana de haber finalizado el torneo, ya estando en Matanzas, el profesor del equipo se pone en contacto conmigo y me dice que tengo que seguir entrenando, pues formaba parte de la preselección nacional para el mundial de ese año. Fueron tres meses de entrenamientos intensos en Artemisa.
-Llegada la fecha de nombrar a los integrantes de las cuatro letras, se reunieron los entrenadores y el Comisionado Nacional de Béisbol. Empezaron a mencionar los nombres y no puedo explicarte lo que sentí al escuchar el mío. Me voy a acordar de ese día para toda la vida y eso se va a quedar como historia para mis nietos (entre risas). Tremenda alegría, llamé a mi mamá y a mí familia diciéndole que iba representar al país en un campeonato mundial. En ese evento fui el tercer abridor del equipo y le lancé al equipo de Estados Unidos y al de Japón.-
-La vida de un deportista es sumamente complicada. ¿Qué pasó por tu cabeza al enterarte de la lesión?
-Fue algo muy triste para mí y que por transitividad afectó a mis familiares. Se me cayó el mundo abajo porque yo me sentía en mis mejores momentos y mi desarrollo avanzaba progresivamente. Un día me empieza a dar un leve dolor en el hombro y no le hice mucho caso, pensé que con los entrenamientos se me mejoraba. Por desgracia no fue así y cuando me lo fui a atender ya era tarde. Me diagnosticaron bursitis en el hombro, que es una inflamación o irritación de la bursa. Desde ese día pensé que mi carrera se acababa.
-Después de cada lesión, existe un proceso de recuperación para los atletas, de qué forma valoras tu actitud ante el mismo.
-Ahora que tengo más edad te digo que actué de forma irresponsable. Mi lesión no fue diagnosticada con un tiempo de recuperación. Me mandaron rehabilitación todas las semanas, a las cuales asistí sin falta, pero lo que no dejé de hacer fue lanzar. Es decir, iba a la rehabilitación entre semana y los fines de semana, me ponía a lanzar, cosa que no podía hacer. El dolor se agudizó y provocó que me alejara de los diamantes.
-El béisbol nunca salió de tu vida, cómo llegas a incursionar en las ligas de verano y de invierno de Cárdenas.
-Siempre me mantuve jugando con la gente del barrio algún tope que hacíamos con otras localidades. Un día me llama una amistad y me comentan que estaban buscando peloteros que pasaron por la pirámide para armar el equipo de los Cerveceros y le digo que si. En los juegos de preparación me salieron bien las cosas, me incluyen el roster y es cuando me entero que íbamos a jugar las ligas de verano y de invierno de Cárdenas, desempeñándome como jardinero.
-Fuiste elegido el MVP de la final de la primera liga d verano, qué tanto influyó este logro para que intentaras volver de manera oficial a la pelota.
-Influyó muchísimo porque aporté mi granito de arena al título de los Cerveceros, que son como mi familia y eso terminó dándome ese empujoncito que faltaba para reinsertarme al mundo del béisbol.
-Ahora mismo te encuentras en la preselección del equipo de Matanzas para el torneo sub-23, ¿qué aspiraciones tienes para esta edición?
-Este torneo es muy importante para el desarrollo de los talentos cubanos que por X o por Y tienen escaso tiempo de juego. Mis aspiraciones son hacer el equipo sub-23. Para ello voy a dar el 110 por ciento, ya sea en el área de los jardines o en el cuerpo de lanzadores. Espero tener un buen rendimiento que me impulse a la nómina de la Serie Nacional de los Cocodrilos de Matanzas.
-¿Qué significa el béisbol para Jean Carlos Lorenzo Batista?
-El béisbol para mí significa todo lo bueno que una persona quiere tener, dígase tranquilidad, alegría, familia. La pelota es mi vida. Yo fui, soy y seré un hombre de béisbol.
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- Samuel Francisco Montero Parejo, estudiante de Periodismo