No habrá Serie Nacional Sub 23, ¿acierto o error?
Una triste noticia azota por estos días a los amantes del pasatiempo nacional. La suspensión del torneo nacional para menores de 23 años es decisión que obedece a la compleja situación económica que afronta nuestro país y el deporte no es un renglón que escape a este flagelo.
Sin duda alguna el béisbol no es el único deporte que ve frenado su calendario competitivo como consecuencia de la difícil situación. Torneos como el Nacional 9-10 o el Nacional de Béisbol femenino también vieron tronchada su acción competitiva.
El béisbol forma parte de la idiosincrasia del cubano. Los cimientos de cualquier deporte se fomentan desde la base, pero si la base no desarrolla eventos y los atletas no se sienten motivados, el descontento se apodera de los jóvenes baluartes que engrosarán las filas de los equipos mayores.
Desde pequeño escucho que los peloteros deben llegar al máximo nivel sin deficiencias en el pensamiento técnico- táctico, ya que desde pequeños éstas se deben pulir con el entrenamiento diario y la competición. Pero si no se compite no existe posibilidad de desarrollo alguno, porque como versa el refrán: no solo de pan vive el hombre.
El sub 23 es considerado un evento donde los jóvenes pueden desarrollarse y tener más juegos que en la Serie Nacional, ya que muchos de estos peloteros no son titulares en sus equipos, lo que da al traste con que no alcancen un cúmulo elevado de veces al bate o entradas a la defensa necesarios para el desarrollo del atleta y pulir las herramientas con las que cuentan.
Resulta común encontrar en medios oficiales y no oficiales titulares que destacan la salida de jóvenes talentos de la Isla en búsqueda de firmar algún contrato con organizaciones del béisbol rentado que les garantice un mejor futuro para ellos y sus familias, porque siendo todo lo realista posible, un salario de tres mil 500 pesos mensuales que percibe un pelotero de la Serie Nacional, no da abasto ante la difícil situación que acontece en nuestro país.
La llamada “fuga” de talentos es un mal que desangra el pasatiempo nacional porque el pelotero es un ser humano igual que otro cualquiera con las mismas necesidades, motivaciones y aspiraciones, que necesita sentirse motivado y para un atleta no existe mayor estímulo que ver recompensadas tantas horas de esfuerzo, entrenamiento, lágrimas y sudor con una competición a la altura en la que pueda desarrollarse.
Unas medidas para mitigar este estrago constituyen las presentaciones ante cazatalentos de diferentes ligas que aconteció en el estadio Latinoamericano, que le da la posibilidad a los futuros Germán Mesa, Omar Linares o Pedro Luis Lazo de estampar su firma con alguna organización del béisbol rentado.
Por lo pronto, para mi descontento y el de muchos amantes del deporte de las bolas y los strikes, los colosos deportivos harán mutis al menos para los atletas de la categoría sub 23, los que ven lastrada su esperanza de jugar béisbol.
- George Carlos Roger Suárez, estudiante de Periodismo