Reminiscencias del «Nunca Segundo»
El 31 de agosto de 1883 marcó el comienzo de una excepcional travesía que llevó a su protagonista, el entonces naciente habanero Ramón Fonst Segundo, a alcanzar la gloria, convertirse en orgullo nacional y erigirse cual ícono mundial de la esgrima.
Apenas 17 años exhibía cuando en los Juegos Olímpicos de Verano de 1900 en París, se convirtió en el primer latinoamericano en conquistar una medalla olímpica y, cuatro años después, en los III Juegos en San Luis, Estados Unidos, ganó los títulos individuales en florete y espada.
Su ciclópea pericia fue reconocida por los diarios estadounidenses y la Federación Nacional de Esgrima, que lo acreditaron como un «fuera de clase», luego de vencer a más de un centenar de adversarios en la Exposición Mundial de San Francisco de 1915, donde se alzó con los títulos en sable, florete y espada y, la propia Federación, le concedió una merecida plaza en el equipo antillano.
Con 41 años de edad regresó a la lid olímpica parisina llegando hasta cuartos de finales, lideró las tres pruebas individuales de los primeros Centroamericanos en Ciudad de México en 1926 y, a sus 47 años, triunfó invicto en florete y espada en un certamen efectuado en la capital habanera.
Asimismo, el último gran resultado de su fructífero periplo deportivo lo obtuvo en los IV Juegos Centroamericanos y del Caribe que, en 1938, acogió la urbe panameña y en los que se hizo con las preseas dorada y plateada como integrante de los equipos de espada y florete, respectivamente.
Las complicaciones por un coma diabético arrebataron la septuagenaria existencia de «El Zurdo» o «Nunca Segundo» el fatídico 10 de septiembre de 1959, cuando la mayor de las Antillas perdió a uno de sus principales referentes deportivos y devenido, por consiguiente, el mejor y más legendario esgrimista de todos los tiempos en la Isla.
Como reconocimiento a su accionar fue nombrado Caballero de la Legión de Honor Francesa y recibió la Gran Cruz de la Orden de Carlos Manuel de Céspedes y las Órdenes del Mérito Militar y del Mérito Deportivo. De igual forma, en su honor fueron creadas la Orden del Mérito a la Esgrima «Ramón Fonst», una sala polivalente homónima en su ciudad natal y la Federación Amateur de Esgrima de Cuba, así como los Torneos Internacionales «Ramón Fonst in Memóriam» que, desde 1966, se celebran en la nación.
La impronta de quien integra la lista de los 100 mejores atletas de la historia deportiva y olímpica cubana, continúa inspirando a esgrimistas de todo el mundo, quienes recuerdan su manifiesta maestría, su eminente soltura y su pertinaz determinación en la búsqueda de la excelencia.