22 de marzo de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

Conrado Benítez: más allá del magisterio (+audio)

El silencio y la humildad marcaron la vida de Conrado Benítez García, hijo de la Atenas de Cuba y ejemplo a seguir para todos aquellos que encontramos una oportunidad para aprender, crecer y educar en las bondades de la docencia.

El silencio y la humildad marcaron la vida de Conrado Benítez García, hijo de la Atenas de Cuba y ejemplo a seguir para todos aquellos que encontramos una oportunidad para aprender, crecer y educar en las bondades de la docencia.

Introvertido, respetuoso y tímido, había nacido el 19 de febrero de 1942 y, desde temprana edad, se vio impulsado a trabajar para sostener su hogar, aunque la pasión que entonces manifestó por el magisterio nunca dejó de latir dentro de su ser.

Reconocido por el Poeta Nacional, Nicolás Guillén, como un maestro y amigo ejemplar, Conrado destacaba por su trato afable con los campesinos y su devoción por la enseñanza, esa que lo llevó a formar parte del contingente de maestros voluntarios en la Sierra Maestra, donde, a pesar de sus sueños de estudiar ingeniería, optó por impartir clases y entrenarse militarmente.

Valentía, amor y entrega destelló en su quehacer docente al ser ubicado en la conflictiva y remota Sierra Reunión, zona intrincada de Trinidad en la que operaban, entre otras, las bandas contrarrevolucionarias de Emilio Carretero y Osvaldo Ramírez, y donde construyó su escuela en un aserrío y ayudó a su compañera Magalys Olmos López a levantar la suya.

El compromiso con la sapiencia y el bienestar de sus alumnos lo llevó a la zona de Tinajitas, en el macizo montañoso Escambray, donde encontró la muerte a manos de alzados, encabezados por el antes citado Osvaldo Ramírez, el 5 de enero de 1961, apenas unas jornadas de iniciada la Campaña de Alfabetización.

Aquel entusiasta de la enseñanza solo ansiaba acabar con la incultura que oscurecía el porvenir de la población cubana, mas la injusticia destrozó los sueños de ese chico de 19 años, devenido mártir y eternamente querido y respetado por su profesionalidad, disciplina y perseverancia.

Un obelisco en su honor quedó posteriormente erigido y, cual testimonio de su inquebrantable espíritu educativo, la brigada de alfabetizadores adoptó su nombre. Conrado Benítez se convirtió en un referente obligatorio e inmortal para quienes ejercemos la profesión que con tanto ahínco, decoro y pasión defendió.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *