1 de mayo de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

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Eduardo García Delgado: un nombre en la historia

Eduardo García Delgado no solo es un nombre en los registros de la historia cubana. Su legado permanece vivo en la memoria de la nación, recordándonos que el amor por la tierra que nos vio nacer puede expresarse de muchas formas, pero pocas tan conmovedoras como aquella inscripción que lo inmortalizó.

Los eventos del 15 de abril de 1961 tiñeron de rojo el destino de un joven cubano que, provisto de una convicción inquebrantable, selló con su sangre su compromiso con la Revolución. Eduardo García Delgado, artillero e instructor político, enfrentó la voracidad imperialista con el temple de quienes entienden que la defensa de la Patria no admite vacilaciones.

Nacido en Cienfuegos el 13 de octubre de 1935, Eduardo creció en una familia humilde que lo llevó a perseguir oportunidades laborales en La Habana, donde alternó el trabajo de oficina con los estudios nocturnos de taquigrafía y mecanografía y, en las filas de las Milicias Nacionales Revolucionarias y el cuerpo de artilleros, bajo el apodo de «El Profe», evidenció posteriormente una entrega y dedicación admirables a la gesta rebelde.

El bombardeo mercenario perpetrado en aquel abril del 61 sobre las bases aéreas cubanas desató el caos. En Ciudad Libertad la ofensiva enemiga era despiadada. Atrapado en medio del ataque y sin arma en mano, Eduardo luchaba por alcanzar su trinchera. Cada movimiento era un desafío ante la metralla. Pero el destino le reservaba una última acción: herido de gravedad, se sostuvo hasta hallar una puerta donde, con la sangre que emanaba de su cuerpo, escribió el nombre del líder histórico de la Revolución cubana.

Las cinco letras fueron su último aliento, un testimonio imborrable de su fe en la causa revolucionaria. La imagen de su acto heroico trascendió la inmediatez del combate para convertirse en un emblema del sacrificio. Ni las explosiones ni el furor del enemigo lograron borrar aquella declaración escrita en sangre, una prueba de que la voluntad de un pueblo no se doblega ante la agresión.

Eduardo García Delgado no solo es un nombre en los registros de la historia cubana. Es un símbolo de lealtad, coraje y resistencia. Su legado permanece vivo en la memoria de la nación, recordándonos que el amor por la tierra que nos vio nacer puede expresarse de muchas formas, pero pocas tan conmovedoras como aquella inscripción que lo inmortalizó.

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