Migrar mutila a las familias
Las familias en Cuba están divididas y no es precisamente por religión, ni por política, ni por incongruencias entre sí, se trata de un fenómeno global y que en nuestra Isla es más evidente en los últimos años.
Migrar hacia otras tierras es un instinto natural de los seres vivos, lo vemos en las aves y otras especies que buscan donde pueden sobrevivir a las crisis. Los seres humanos somos parte de ese proceso biológico.
Cuántas veces no escuchamos los rumores que alguien se fue; el médico tal ya no trabajará mas porque se quedó en más cual país, y así transcurren los días para quienes decidimos quedarnos en esta bella Isla, llena de carencias y dificultades, pero la nuestra.
Y el asunto es más triste de lo que creemos porque detrás de cada decisión de migrar se queda una familia desmembrada, mutilada, ancianos y madres solas o hijos sin el cariño de sus padres, y no es solo por seguir el curso biológico de la vida.
En muchos hogares solo quedan viejas fotografías de familia, la mesa sin servir, las sillas vacías, los juguetes guardados como trofeos para recordar que una vez un niño jugó con ellos, las tumbas sin flores porque ya no hay quien las atienda y en la fachada de la casa un cartel que anuncia su venta.
Para los que emigran es muy difícil desprenderse de los suyos, adaptarse a otras costumbres, trabajar doce horas seguidas, conocer otras formas de vida y hasta llevarse un bocado de comida a la boca duele, desgarra solo de pensar que los suyos no lo harán igual.
Si, a ellos les duele partir, pero también se lastiman los que se quedan, porque nuestras costumbres también cambian, el trabajo se hace pesado, los seres amados ya no estarán junto a nosotros y darnos cuenta de que no los veremos todos los días destroza el corazón.
Migrar ya es un proceso normal en la Cuba de hoy, pero no deja de ser una preocupación para la sociedad que cada vez está más envejecida. Recordemos que la mayoría de quienes deciden irse a otros países son personas relativamente jóvenes.
Este fenómeno trae la pérdida de población productiva en ciudades y comunidades, merma así la fuerza laboral, lo que genera una paralización parcial en ciertos sectores y por ende tiende a desincentivar el crecimiento económico.
Emigrar no puede ser la variante más cómoda. Quedarse en la pelea, echar a andar nuestro país con lo que tenemos debe ser prioridad para quienes decidimos quedarnos en este bello verde caimán, que es nuestro y de todos los cubanos.