17 de mayo de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

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Oda a la primera escuela del hombre

Festejar entonces el Día Internacional de las Familias en Cuba no es un simple ejercicio conmemorativo, es un acto de reafirmación histórica y ética. Es reconocer que en medio de los cambios más vertiginosos la familia persiste como el cimiento más sólido de la nación.

Día Mundial de la Familia - 1

Cada 15 de mayo el calendario internacional nos convoca a una jornada de introspección colectiva: el Día Internacional de las Familias. Más que una efemérides simbólica, la fecha invita a ponderar el papel esencial de ese núcleo humano primigenio que moldea conciencias, transmite valores y sustenta el entramado social. En Cuba, donde la familia ha sido históricamente un baluarte de identidad, resistencia y cohesión, esta celebración adquirió una resonancia particular, anclada en profundas raíces históricas y desafíos contemporáneos.

Desde la época colonial la familia cubana ha desempeñado un rol que trasciende lo doméstico. En los albores de las guerras por la independencia fue en el seno familiar donde se fraguaron ideales patrióticos, se protegieron tradiciones culturales y se gestaron resistencias silenciosas ante el poder colonial. Las madres que educaban en la sombra, los padres ausentes en la manigua y los hijos que heredaban principios antes que posesiones, compusieron una red invisible, pero firme que sostuvo la nación en gestación.

Ya en el siglo XX, la familia demostró una admirable capacidad de adaptación frente a transformaciones radicales en el orden político, económico y social. Revoluciones, crisis y migraciones redibujaron su configuración, pero no su esencia. La familia cubana en su pluralidad de formas ha continuado siendo el refugio espiritual, emocional y cultural de la ciudadanía, conservando el aliento colectivo en tiempos de incertidumbre.

Hoy, los desafíos son otros, aunque no menos exigentes. La diáspora ha trastocado geografías afectivas, desdibujando la proximidad física, pero fortaleciendo, en muchos casos, los vínculos transnacionales. Las tensiones económicas, el envejecimiento poblacional y la revolución digital plantean dilemas inéditos que impactan en la cotidianidad de los hogares. Sin embargo, la familia cubana sigue siendo el sostén vital donde generaciones convergen para compartir escaseces, afectos y esperanzas.

En reconocimiento a esta realidad, el Estado cubano ha desarrollado políticas orientadas a proteger y fortalecer el ámbito familiar. El hito más notable en tiempos recientes ha sido la aprobación, en 2022, del nuevo Código de las Familias, una legislación vanguardista que consagra la diversidad, la equidad y los derechos humanos como ejes rectores del orden familiar. Con ello, se renueva el compromiso con una concepción de la familia como espacio de justicia, afecto y respeto mutuo, más allá de los modelos tradicionales.

Festejar entonces el Día Internacional de las Familias en Cuba no es un simple ejercicio conmemorativo, es un acto de reafirmación histórica y ética. Es reconocer que en medio de los cambios más vertiginosos la familia persiste como el cimiento más sólido de la nación, un territorio íntimo donde se resguarda lo esencial: la dignidad compartida, la memoria viva y la fe inquebrantable en el porvenir.

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