«Yo estoy escapado, soy bombero»

A veces Ariel, el papá de Fabián, se despierta en la madrugada y se le escapan las lágrimas y piensa en ese mensaje que recibió a las 4:19 a.m. del día 6 de agosto de 2022 del teléfono de Leo.
«Papá, soy Fabián, ahora sonó la alarma de emergencia y tuvimos que salir para allá, no te preocupes q voy a estar bien (…)»

Pero Ariel no lo hizo, vió al camión salir del Comando no. 3 y saludó a los muchachos, entre ellos Elier. Solo después entendería el valor de esos nombres como parte del único tesoro que tiene: sus recuerdos.
Por eso Ariel se despierta y se siente como aquella madrugada. Desde su casa en Versalles no lograba ver la magnitud del incendio ni sintió el ruido. Fabián le advirtió en el mensaje: «Estar al pendiente por si pasa cualquier cosa, sal de Versalles, que la cosa es seria, cuídate».
Pero en la mañana al escuchar las sirenas, sabía que algo no estaba bien. Caminó cada hospital. En el «Faustino» una doctora lo ayudó, y sala por sala vieron los heridos. Las ambulancias llegaban, pero ahí no venía su hijo. Fue hasta Medicina Legal, pero Fabian tampoco estaba ahí. No lo encontraba ni entre los muertos ni entre los vivos. Es un poco difícil resumir la incertidumbre.
Al día siguiente llegó al puesto de mando del hotel Velasco, y después se supo a ciencia cierta, Fabián era parte de 14 desaparecidos.

En esas jornadas en las que esperaban las noticias de los peritos se puso a trajinar en el patio para no pensar, hasta que sus manos se le reventaron del dolor, hasta que sudor y lágrima fueron uno solo.
Le asombró la solidaridad y la empatía de un pueblo que aquel 19 de agosto le demostró que Fabián no era solo su hijo, también era el de ellos. Y aunque el dolor compartido no aligera la tristeza agradeció en silencio cada muestra de cariño a su estirpe.

Ariel me habló durante 14 minutos, Fabián llevaba más de un año en el aeropuerto de Varadero como parte de su servicio militar, en septiembre iba a iniciar el curso de inmigración en este sitio. Su papá lo vio madurar, él estaba feliz. Esos muchachos eran como una familia.
De nuevo esta madrugada el papá de Fabián pierde el sueño, son las 4:19 de la mañana, recuerda la última parte de su mensaje.