1 de mayo de 2024

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

Transformación digital, navegar y no naufragar

No se puede vivir de espaldas al desarrollo, tampoco a la comodidad que ofrecen las tecnologías e internet.
Foto: Tomada de Internet

No se puede vivir de espaldas al desarrollo, tampoco a la comodidad que ofrecen las tecnologías e internet.

Cuba lo tiene claro y, por eso, contra viento, marea y bloqueo, apuesta por una política de informatización que busca, entre otros objetivos, la transformación digital de la sociedad.

Esa transformación, que no sucederá por decreto ni en poco tiempo, tiene como uno de sus pilares el comercio electrónico, para el que es esencial la bancarización.

Ahora bien, estamos hablando de procesos a lo interno de la sociedad, que requieren tiempo de asimilación y no ocurrirán de un día para otro, en primer lugar, porque el acceso a las tecnologías no es parejo para todos, mucho menos en un país donde, aunque los números crecen exponencialmente, no todo el mundo tiene un teléfono celular en sus manos, obviando el detalle de que sea inteligente o no.

Y es que este tipo de transformaciones sociales no funciona como moda, aquí inciden otras variables.

Por mucho que se explique en los medios, por ejemplo, cómo funciona un cajero automático o las aplicaciones EnZona o Transfermóvil (que no se ha hecho con la sistematicidad, que requieren estos tiempos), siempre habrá un anciano o una persona de cualquier edad que no entienda, y eso no es resistencia al cambio, es un proceso natural, máxime cuando sabemos que los cubanos hemos llegado tarde a estas cuestiones, además de que tenemos una población envejecida.

En Cuba siempre nos hemos preocupado por las individualidades. Se impone entonces preparar a nuestro pueblo para asumir la avalancha tecnológica; con las generaciones de inmigrantes digitales hay que pensar en una segunda campaña de alfabetización, esta digital, y no se trata solamente de bancarización o comercio electrónico.

A nuestra gente hay que educarla para enfrentar con responsabilidad y menos ingenuidad los procesos asociados a internet, a las redes sociales digitales, a los contenidos, a la verdad y a la posverdad, una necesidad que se refuerza con solo revisar las tendencias de búsqueda de los cubanos, muy por debajo del nivel cultural de este pueblo y del uso que pudiéramos darles, en lo cual la infraestructura y el conocimiento de los Joven Club, por citar una institución, pueden ser decisivos.

Si bien durante mucho tiempo Cuba estuvo en los últimos lugares del escalafón mundial de penetración digital, siempre presumimos de que llegamos a ser el cuarto país del mundo con mayor capacidad instalada para asumir los avances tecnológicos, porque este tema siempre fue, es y tendrá que seguir siendo una preocupación constante de nuestro Estado y de su sistema educacional, a todos los niveles.

Entonces, no podemos seguir enseñando la misma informática de hace años, en tiempos en que nuestros niños «nacen» con un aparato tecnológico en sus manos.

Volviendo al tema que se debate por estos días en las calles cubanas, resulta normal que exista resistencia al cambio, tanto en los que deben prestar el servicio como en los propios usuarios. Sin embargo, ya era hora de exigir que todo el que pretenda ofrecer un servicio o vender algo legalmente, tenga una vía de comercio electrónico activa, más cuando las ofertas estatales han perdido hegemonía en las ventas en moneda nacional y los cajeros automáticos no dan abasto, mucho menos los POS o terminales de punto de venta; de eso se trata la resiliencia que exigen los momentos que vivimos.

Esta no puede ser campaña de unos días. La transformación digital de una sociedad lleva recursos, conocimiento y constancia para que sea de verdad.

Hay que seguir creciendo en la infraestructura que la asegura, siempre y cuando lo permita la situación económica; no puede pasar que una vez montados en el tren, la línea esté rota o la locomotora no pueda con todos.

La bancarización no puede ser una carrera por ver quién es el que más vende por esta o aquella plataforma, y tampoco se puede llegar al extremo de que todo sea por allí y nada más, como ya está sucediendo en algunas instituciones. Este es un proceso gradual que no se debe forzar.

Para avanzar en los objetivos que se ha propuesto el país, y no desvirtuar el buen propósito de la medida por quienes deben ejecutarla, hay que motivar a los servidores públicos y a los usuarios, mostrarles las múltiples ventajas que tiene la bancarización, y enseñarlos a utilizar esos canales de pago electrónico. Es la única manera de navegar y no naufragar.

  • Jorge Enrique Jerez Belisario/Granma

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *