2 de mayo de 2024

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Servilletas, muestra de distinción y elegancia en Matanzas

Diversidad de colores, tamaños y bordados distinguen las servilletas que se exhiben este mes en el Palacio de Junco, dedicada a ilustrar la significación de estos accesorios recurrentes en la mesa como símbolos de distinción y elegancia.

Diversidad de colores, tamaños y bordados distinguen la muestra de servilletas que se exhibe este mes en el Museo Palacio de Junco, de Matanzas, dedicada a ilustrar la significación de estos accesorios recurrentes en la mesa como símbolos de distinción y elegancia.

A la Agencia Cubana de Noticias explicó Yaisel Feria Sigas, investigadora de la propuesta, que los ejemplares expuestos, correspondientes a los siglos XIX y XX, pertenecen a las colecciones de Artes Decorativas de la institución cultural.

De papel, en escenarios informales, o de tela para ocasiones más distinguidas, la servilleta puede ser cuadrada o rectangular, de materiales como el algodón, lino o hilo de alta absorción y poca costura para evitar la acumulación de gérmenes en la misma, resaltó.

Formalizadas en 1643 como medio dirigido a retirar las partículas de alimentos que quedan adheridas a los labios durante el transcurso de la comida para evitar mancharse o ensuciarse, este elemento básico en la mesa presenta disímiles tipos de bordados: a mano, a máquina, de cinta, de punto de cruz, japonés, en relieve o bordado de oro y plata, detalló.

A su vez, según Feria Sigas, en dependencia de la ocasión, decoración o el tipo de comida, existe también un tamaño adecuado para el uso de cada servilleta, las más grandes de 60 centímetros (cm) de largo y ancho son definidas como el máximo de elegancia, les siguen las empleadas para una cena, para comidas ligeras, meriendas y las de menor dimensión de 20 cm dirigidas para los aperitivos.

Sobre su correcta presentación, precisó que se coloca al lado izquierdo del servicio de la mesa, doblada en forma de triángulo o rectangular y con los bordados a la vista, en caso de tener, al tiempo que advirtió que este accesorio únicamente debe ser manipulado por quien va a usarlo.

Más de 300 años distinguen la función de una herramienta práctica que garantiza mantener limpios a los comensales y que desde el bordado añade relieve al tejido, brillo y riqueza como expresión creativa que va más allá de la simple comodidad para sumar distinción y elegancia al momento.

Por Laura de la C. González Trujillo | Foto: Autora/ACN

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