2 de mayo de 2024

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

El matancero que soñaba con las bacterias

Mucho ha de agradecer la ciencia cubana al destacado galeno Juan Nicolás Dávalos Betancourt, cuya fecunda trayectoria en pos de la Medicina, le valió el calificativo de "padre de la bacteriología en la mayor de las Antillas".

Mucho ha de agradecer la ciencia cubana al destacado galeno Juan Nicolás Dávalos Betancourt, cuya fecunda trayectoria en pos de la Medicina, le valió el calificativo de «padre de la bacteriología en la mayor de las Antillas».

Nacido en la otrora localidad unionense de Sabanilla del Comendador, hoy Juan Gualberto Gómez, el 6 de noviembre de 1857, este estudioso destacó durante sus tiempos universitarios por la tenacidad, laboriosidad y entrega que descollaba y gracias a las cuales obtuvo la membresía numeraria en la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana en 1895 y su Licenciatura y Doctorado en Medicina en 1886 y 1899, respectivamente.

Asimismo, fue una de las más prolíficas figuras del Laboratorio Histobacteriológico creado por oftalmólogo Juan Santos Fernández Hernández y se le recuerda además por desarrollar la vacuna antidiftérica, posicionando a la Isla como la primera nación latinoamericana en aplicar un suero efectivo contra esta enfermedad.

De igual forma, sobresalen sus estudios en torno a la lepra, el tétanos y la tuberculosis, así como los sueros que obtuvo contra la fiebre tifoidea y demás padecimientos de los animales como el muermo, terrible epidemia equina que en aquel entonces, se desencadenaba en La Habana.

Mantenía unas excelentes relaciones personales y profesionales con el también eminente científico Carlos Juan Finlay, quien pese a ser 24 años mayor que él, lo apreciaba por su talento, quehacer y aportes al campo de la bacteriología en la nación.

Desafortunadamente, en medio de sus estudios, Dávalos se inoculó accidentalmente con el virus de la rabia y gérmenes de la fiebre tifoidea y la tuberculosis, que se presume coadyuvaron a su prematuro deceso el 4 de diciembre de 1910, a causa de una bronconeumonía y con apenas 53 años de vida.

Cuentan sus más allegados que Dávalos era ejemplo de humildad, modestia, altruismo y sencillez humana, querido por y respetado por su paciencia, capacidad de análisis y destreza, considerado también como el más laborioso científico cubano de su época y, principalmente apodado, gracias a una crónica en su honor escrita por el periodista cubano Víctor Muñoz, como del sabio que sueña con las bacterias.

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