El día en que Cienfuegos se vistió de Patria
El 5 de septiembre de 1957 Cienfuegos se vistió de patria, cuando sus hijos lideraron una de las más insurgentes y decorosas acciones armadas del Movimiento 26 de Julio (M-26-7), ejemplo manifiesto de la pujanza del pueblo cubano en su lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista.
Como parte de su estrategia, los insurrectos, con ayuda de soldados, cabos y oficiales de la Marina planeaban tomar el control de la Perla del Sur mediante una serie de ataques coordinados a las instalaciones políticas y militares clave tanto en esta ciudad como en La Habana y Santiago de Cuba, con la esperanza de generar un levantamiento popular nacional a favor de la Revolución y capaz de derrocar al tirano.
Sin embargo, disímiles factores como las vacilaciones entre algunos oficiales de mayor rango sumados en último momento a la causa, así como la falta de comunicación entre los dirigentes del Movimiento 26 de Julio y los oficiales de la Marina, dificultaron que los revolucionarios cienfuegueros fuesen notificados de los eventos por ocurrir y tuvieran que arreglárselas por sí solos para combatir a las fuerzas batistianas.
Aun así, la insurrección se materializó y destacaron figuras como Julio Camacho Aguilera, quien en representación del Movimiento Moncadista devino cabeza de la gesta junto al alférez de fragata Dionisio San Román, designado por los jóvenes oficiales de la Marina de Guerra como su jefe, así como el también alférez Dimas Martínez Padilla, precursor de los combates en el Colegio San Lorenzo, entre otros. Gracias a su quehacer y al del pueblo revolucionario que se les unió, instalaciones como Cayo Loco, sede del Distrito Naval del Sur de la Marina de Guerra y las estaciones de policía Marítima y Nacional pudieron ser tomadas.
Desafortunadamente la represión de Fulgencio Batista y la superioridad y brutalidad de su séquito militar no se hicieron esperar y además de sofocar las acciones insurrectas, pusieron fin a la vida de un gran número de rebeldes y civiles entre los que se encontraban los santaclareños Laureano Anoceto March y su hijo Eduardo Anoceto Rega, así como el guerrillero Rubén Carrillo Sánchez, más conocido como Carrillito. La injusticia tembló ese día y la indignación y repulsión hacia el cruento régimen batistiano se agudizaron aún más.
Aunque en lo interno el levantamiento armado del 5 de septiembre de 1957 resultó un doloroso revés militar, no podemos obviar que por casi 24 horas, la ciudad de Cienfuegos pudo abrazar la libertad y que el tiempo dotó a estos eventos de una merecida connotación.
No solo lo ocurrido constituye un momento clave en nuestra historia patria por demostrar el valor, determinación y resistencia de los rebeldes en su lucha por la liberación y la justicia social, y por incentivar el apoyo popular o reclutamiento de nuevas fuerzas para enfrentar a Batista, sino también por integrar la lista de inolvidables epopeyas que finalmente condujeron a la victoria de la Revolución y sus artífices el primero de enero de 1959.