Cuba libre y soberana
Es cierto que las personas, cuando enfrentamos situaciones desesperadas o que consideramos como tales, a veces tomamos medidas incorrectas sin medir las consecuencias, las cuales pueden afectar nuestro futuro o el de los demás.
Que en Cuba estamos viviendo una etapa que puede resultar desesperante, no lo voy a negar. Que cada día sentimos de cerca la asfixia en varios aspectos de lo cotidiano, es verdad. Pero antes de blasfemar o criticar sin un conocimiento pleno, debemos indagar en las causas que hacen que nuestras vidas se desarrollen con carencias, incluso primarias.
Que tenemos problemas de dirección en algunos sectores, es cierto. Que hay dirigentes ineficientes, también es cierto. Que la corrupción gana terreno día a día, no es mentira. Que la solidaridad entre vecinos ha perdido fuerza, no se puede ocultar.
Podría enumerar un grupo más de dificultades, pero no se puede negar que, a pesar de toda la escasez que enfrentamos, hay personas en diferentes sectores dando el máximo de sí para salir adelante.
Los medios y las redes critican, pero hay mayoría que lo hace desde una posición de francotirador. También hay quienes buscan impacto tocando lo que nos duele, y no muchos lo hacen con la intención de ayudar. En cuanto a la palabra «bloqueo», parece haber sido borrada del lenguaje de esos críticos despiadados.
En estos días he escuchado el término «Estado fallido» en más de una oportunidad. Incluso, hay quienes lo repiten sin saber realmente lo que significa. Pero he escuchado algo aún más descabellado: «Si no pueden dirigir el país, entréguenlo» (refiriéndose a la dirección actual del país). ¿A quién entregarlo? Supongo que se refieren a una potencia extranjera, porque no estarán pensando en Haití u otro país pobre.
Al parecer, quienes tienen esa idea no saben medir las consecuencias. Además, ese reemplazo sería una falta de respeto a los miles de mártires que, desde la época de la colonia hasta nuestros días, lo dieron todo por tener una Cuba libre y soberana.
Antes de señalar algunas de las afectaciones que traería «entregar el país», quiero hacer una pregunta a quienes piensan así: ¿Usted daría su casa y su familia para que sean administradas y dirigidas por un vecino solo porque es una persona con holgura económica? Piense en esto antes de volver a decir semejante barbaridad.
Este preámbulo, sin profundizar aún en las consecuencias, ya nos muestra como se erosionaría nuestra nacionalidad, con efectos profundos y multifacéticos. El país pasaría a una dependencia económica total, perdiendo su autonomía.
La potencia extranjera podría priorizar la extracción de recursos naturales sin límites, beneficiándose a sí misma sin considerar el desarrollo sostenible del país.
Las políticas económicas impuestas podrían favorecer a las élites locales y a la potencia extranjera, mientras que la mayoría de la población seguiría sumida en la pobreza.
¿Qué decir de la cultura? La influencia extranjera podría desplazar tradiciones, idiomas y costumbres locales, homogenizando nuestra identidad bajo patrones impuestos.
Si la potencia prioriza intereses económicos, podría descuidar o destruir sitios históricos y culturales importantes, se estaría perdiendo la identidad nacional.
Para resumir solo le pido que reflexione a esta interrogante. ¿Usted daría el control de su casa y familia al vecino con economía holgada?
