11 de diciembre de 2024

Radio 26 – Matanzas, Cuba

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Al Mayor Agramonte

Un "diamante con alma de beso",  así definía nuestro Héroe Nacional a Ignacio Agramonte y Loynaz, devenido impulsor de la gesta independentista nacional y uno de los más admirados y respetados combatientes de la historia patria.

Un «diamante con alma de beso»,  así definía nuestro Héroe Nacional a Ignacio Agramonte y Loynaz, devenido impulsor de la gesta independentista nacional y uno de los más admirados y respetados combatientes de la historia patria.

Nacido el 23 de diciembre de 1840 en la camagüeyana Ciudad de Puerto Príncipe, el joven Agramonte estudió Derecho Civil y Canónico en la Real Universidad de La Habana, hasta graduarse en 1865, obtener el Doctorado y posteriormente trabajar como Juez de Paz del Barrio de Guadalupe y de un bufete popular.

Hechos donde destacó por su elocuencia, destreza militar y entereza política sobran en el decursar histórico de la Isla. Su capacidad de liderazgo frente a los patriotas tras el Alzamiento de Las Clavellinas del 4 de noviembre de 1868 en pos de agrupar y organizar las partidas insurrectas al sur de la jurisdicción, así como su briosa postura veintidós días después, cuando en la Reunión de Minas intervino en favor de la salvaguarda del país a través de la vía armada son prueba fehaciente de ello.

La necesaria congregación y organización de todos los patriotas de la Isla para obtener la victoria determinó que los revolucionarios orientales, villareños y camagüeyanos se reunieran el 10 y 11 de abril de 1869 en Guáimaro en Asamblea Constituyente, de la que fue elegido secretario, cargo al que renunció para establecerse como jefe de la División del Ejército Libertador en Camagüey con el grado de Mayor General.

Asimismo, descolló su sapiencia en el campo de batalla el 3 de mayo de 1869 cuando protagonizó su primera acción rebelde en el combate de Ceja de Altagracia y participó en los ataques y posterior toma de los fuertes de La Llanada y Sabana Nueva, dirigidos por el General en Jefe Manuel de Quesada y Loynaz.

De igual forma, es recordado por su accionar en el combate de Minas de Juan Rodríguez en las cercanías de Guáimaro, considerado el más importante librado en territorio camagüeyano durante los primeros años de la Guerra del 68, logrando causar más de 200 bajas al flanco español.

Habiendo logrado elevar el prestigio y habilidad combativa de la caballería camagüeyana, el 8 de octubre de 1871 encabezó la acción por la que más se le conoce en la historia de Cuba: el rescate del brigadier Julio Sanguily, donde con poco más de una treintena de hombres socavó a una tropa enemiga que les superaba en número, luchando sus valientes, según sus propias palabras, como fieras.

Posteriormente dirigió otras acciones combativas en los territorios de El Plátano, La Horqueta, San Tadeo, Palmarito de Curana, San José del Chorrillo, Consuegra, Buey Sabana, Ciego Najasa, San Miguel, Soledad de Pacheco, así como Molina y Cocal de Olimpo, entre muchísimos otros, hasta su deceso en la manigua el aún doloroso 11 de mayo de 1873.

La patria perdió aquel día a uno de sus más importantes exponentes. Sea diamante con alma de beso, el futuro Sucre cubano, el ídolo de los camagüeyanos o simplemente el mártir de Jimagüayú, Ignacio Agramonte y Loynaz, el Mayor, formará parte siempre de los grandes héroes de nuestra Revolución.

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