
Las presentaciones estuvieron marcadas por una profunda exploración de la identidad y la memoria, con coreografías que evocaron la historia y los sentimientos colectivos.
Danza Espiral, bajo la dirección de Liliam Padrón, ofreció una propuesta que combinó la fuerza de la danza teatral con la sutileza de los gestos cotidianos, mientras que Nova Danza aportó una visión innovadora con piezas que evocan el espíritu español.
El evento no solo celebró la danza como expresión artística, sino también como un vehículo de transformación social. La interacción entre los bailarines y el público generó un ambiente de cercanía y reflexión, reafirmando el papel de este arte en la construcción de narrativas que trascienden lo escénico.
Con esta jornada, la sala El Mirón Cubano reafirmó su compromiso con la promoción de la danza y el arte escénico, consolidándose como un espacio donde la creatividad y la pasión encuentra su mejor expresión.

La celebración del
Día Mundial de la Danza dejó una huella imborrable en los asistentes, recordando que el movimiento es, en esencia, una forma de comunicación universal.