La tenaz pasión de los sinfónicos de Matanzas
La historia de 73 años de la Orquesta Sinfónica de Matanzas despunta por períodos de intenso brillo, después de un lapso de organización y ajuste en el cual se fueron acoplando antiguos y nuevos talentos, junto a la permanencia de directores titulares y la presencia de renombradas batutas.
Considerada la segunda orquesta sinfónica del país, cumple requisito indispensable: su repertorio, con un desarrollo técnico extenso, obras difíciles y que solamente agrupaciones con un estatus profesional privilegiado logran ejecutar.
Durante estas décadas, de incansable y tenaz trabajo se observa un notable crecimiento interpretativo, que le propicia ocupar sitiales descollantes en los escenarios nacionales, con trascendencia en eventos internacionales.
La fundación de la Orquesta Sinfónica de Matanzas se festeja el 26 de noviembre, fecha cuando en 1950 ofreció la incipiente Orquesta de Cámara su primer concierto en el espléndido escenario del teatro Sauto.
Estudios indican que el sinfonismo en Matanzas se remonta al siglo 19. Después, en los primeros cincuenta años del siglo 20 hubo silencio por falta de interés de las autoridades de la época.
Solo la Banda de Conciertos protagonizó la interpretación de algunas obras dentro de su estilo y estructura, hasta que a mediados de esa centuria se produjo un despertar con la unión de destacados instrumentistas y surge la nombrada Orquesta de Cámara de Matanzas, que devino Orquesta Sinfónica en su plenitud instrumental.
Al triunfar la Revolución alcanza su esplendor. Entre las batutas más relevantes, que más lucharon por su preponderancia, se encuentran Mario Argenter Sierra, Reynold Álvarez Otero y Elena Herrera Peraza. Así como han prestigiado esta agrupación Rafael Somavilla (padre), Justo Ojanguren, Lino Hernández, Tomás Fortín, Sánchez Ferrer, López Marín y Gonzalo Roig.
También destacan los matanceros Guido López Gavilán, más Alberto García y Enrique Pérez Mesa, ambos músicos emergieron de los atriles de nuestra agrupación yumurina.
De sus instrumentistas resaltan al piano Hilda Elvira Santiago; en las cuerdas el propio Alberto García, Irina Vázquez, Adita Villalonga, Bienvenido Quintana, Felipa Moncada; en los vientos el maestro Avilés, Reynaldo Pérez, Roberto Medina, los Hudson y José González Castañeda. Esta orquesta ha acompañado a maestros de la guitarra como Ildefonso Acosta, Rubén González y Edel Muñoz y a directores invitados desde todo el mundo.
Sin dejar de acompañar a los mejores intérpretes de Cuba: Frank Fernández, padrino de la orquesta; Cecilio y Evelio Tieles, Olga Valiente, Hilda Melis, Jorge Luis Prats, en un interminable lista.
Un período difícil el de ahora, pero no menos apasionante. La orquesta es un instrumento en sí misma y necesita de un trabajo fuerte que se logra con sangre joven, y con José Antonio Méndez Padrón, actual titular, de conjunto con César Eduardo Ramos y jóvenes talentos se espera consolidar una proyección, que se apreciará gracias a su tenaz e inclaudicable voluntad artística.
A lo largo de estas más de siete décadas los matanceros sentimos un orgullo especial por nuestra emblemática agrupación. Es como si su existencia nos colocara en un escaño de supremacía cultural difícil de igualar.
Felicidades a todos nuestros músicos sinfónicos matanceros en el día de fundación, en que se rinde homenaje, al momento en que los primeros instrumentistas de la Orquesta de Cámara forjadora de lo que es hoy la admirada Orquesta Sinfónica de Matanzas, actuaron en el emblemático escenario del teatro Sauto, Monumento Nacional.
