16 de mayo de 2024

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

Una mirada crítica 

En los últimos años se ha dado a conocer en Hispanoamérica la franquicia de juegos de ciencia ficción de origen inglés Warhammer 40 000 o 40k. Este creciente auge se vio reforzado por el anuncio de Netflix de realizar una serie y varias películas con el trasfondo de los juegos

Los seguidores de la serie ven preocupados que la empresa de streaming altere los elementos del universo de ficción de Warhammer 40k para hacerlo más aceptables a sus políticas de inclusión, como han hecho con otras franquicias como la serie de La Rueda del Tiempo (2021) o el live action del anime de Death Note (2017), producciones calificadas de un gran fracaso por la crítica y el público en general. Por otra parte, los detractores de esta popular franquicia señalan que Warhammer es muy violento y que contiene una dosis exagerada de discursos de odio, xenofobia y racismo. Criterios que parecen válidos a primera vista, pero que deben tomarse con pinzas bien pequeñas y cuestionarlos con una mirada crítica. 

Al mirar más al fondo de Warhammer 40 000 se entiende que su historia está ambientada en un futuro distópico en el que la humanidad se ve gobernada por un gobierno tiránico, manteniendo a la población civil en un férreo fanatismo religioso a la figura del Dios-Emperador de la humanidad y que cualquier forma de innovación científica es vista como herejía. 

Al mismo tiempo, se ven en un constante estado de guerra contra otras facciones de alienígenas, terrores cósmicos sacados de alguna novela de Lovecraft y en conflictos civiles contra distintos disidentes y sectas contrarias al credo oficial.

Todo un abanico monocromático de tonos grises y exagerados de los problemas y situaciones polémicas de nuestra sociedad, siendo una parodia y una crítica de la misma. 

La propia empresa creadora de la franquicia, GamesWorshop, ha declarado que este tono exagerado es intencional con el fin único de entretener y presentar un futuro posible de nuestra especie si no llegamos a un entendimiento entre nosotros y a colaborar como individuos del mismo colectivo como lo somos. 

Para aclarar este punto existe la primera edición de Warhammer 40k que se hizo público en 1986 y donde podemos encontrar toda clase de referencias a la cultura pop, con grandes toques de humos que rayan en lo absurdo. Aunque se hizo el tono más serio y oscuro a partir de la segunda edición las raíces fundamentales no se han abandonado pudiendo encontrar en el trasfondo de la historia actualizada esos toques de humor imprescindibles para que mantenga su esencia de parodia y crítica social.

Otros son los ejemplos de producciones que generan un extenso debate aparte del de Warhammer 40 000, en torno a los discursos que son aparentemente excluyentes y discriminatorios con una minoría étnica o social. Sirven de justificación para hacer un revisionismo de antiguas producciones y otras nuevas para incluir forzosamente las nuevas representaciones simbólicas. 

Estoy de acuerdo en que ya era hora que se le dieran espacios de visualización a las minorías para defender y reclamar sus derechos, pero por otra parte no estoy de acuerdo en que se pretenda tomar este punto como única referencia importante a la hora de hacer nuevas realizaciones, incluyendo la mayor parte de personajes que cumplan con estos parámetros y que no encajen del todo con la historia que se pretende contar, dejando la calidad artística, narrativa y orgánica de los elementos integradores de la obra en un segundo plano. 

Degradando éstas a otra forma de discriminación disfrazada y más sutil, donde se pretende que si no se representan las características de un determinado grupo no consumirá dicho producto comunicativo y por ende se dejará de vender a ese determinado segmento del mercado. Hecho que en la mayoría de las ocasiones percibo que no es así, pues un ejemplo claro serían las historias del anime que presentan estas situaciones sin forzarlas, con personajes multidimensionales que cumplen con el rol de ser el portavoz de ese grupo y enriquecen la trama de su obra por derecho propio.

Ejemplos actuales que traspasan este exceso mencionado y que no pone en las comunidades representadas los criterios que deben ser visualizados, sino que se guían por estereotipos ya establecidos y discriminatorios en muchos casos son las series de Cleopatra y ¡Oye Primos!, de Netflix y Disney, respectivamente.

En la primera serie se trató de presentar como un documental históricamente correcto de la vida de esta gran mujer y su papel en la historia. Se presentó entonces a una Cleopatra de color, dominante con los hombres y que los manejaba en sus manos según sus deseos. Al momento de ser estrenada miles de personas se volcaron a criticar la nefasta decisión de poner en marcha tal trabajo por no tener en cuenta los verdaderos hechos y datos históricos para hacer el documental como se pretendía. Tal grado escaló la polémica que el país de Egipto presentó una demanda de blanquear su historia nacional. 

El segundo ejemplo de la serie animada ¡Oye Primos!, de Disney, ni siquiera ha llegado a estrenarse formalmente. Con solo tres minutos el tráiler provocó que gran parte de los latinoamericanos acusaran a la empresa del ratón por presentar en ese corto tiempo de metraje todos los estereotipos discriminatorios posibles contra Latinoamérica. Empezando por el propio nombre de la serie que tiene errores del uso de la lengua española. 

Al pedir cuentas a los directores de ambas realizaciones por los elementos claramente discriminatorios presentes, disfrazados de ser inclusivos, y que dieran disculpas, reaccionaron en un sentido contrario. 

Acusaron a las personas de neonazis si no les gustaban sus producciones y se pusieron en papel de víctimas, dando de esta manera muestras de que no tienen realmente en cuenta la opinión del público, destinatario de dichos productos. 

Por desgracia estos patrones aparentemente inclusivos, pero discriminatorios, no sólo se limitan a la hora de hacer audiovisuales, ocupan otras áreas como el periodismo. Ejemplo de ello, en el último mundial de fútbol donde Argentina resultó campeón el periódico The Washington Post público un artículo donde acusaba al equipo de ese país de racista por no incluir en su plantilla a ningún jugador de color, al tiempo que hacía un aparente recuento de hechos de la historia argentina que refuerza estos criterios, sin tener en cuenta que cada uno de los jugadores del equipo de fútbol tienen una sólida carrera profesional en este deporte y que la selección de sus jugadores se basa en sus logros.

En la evolución de la industria cultural moderna es bueno que se abran los espacios para visualizar estas problemáticas sociales en torno a la lucha de los derechos de las minorías, pero siempre se debe ser un espectador crítico para hacer una selección adecuada de los productos de entretenimiento que no pretendan pasar nuevas formas de discursos discriminatorios por inclusivos y progresistas.

  • Estudiante de Periodismo

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