Ese día en el primer juego, de un doble programado entre Henequeneros y Oriente que se extendió a 11 entradas el torpedero matancero Gerardo Rionda Pestana, conectó nada menos que siete incogibles, marca que nadie ha podido superar 49 años después en el béisbol revolucionario, que tampoco ocurrió en los torneos amateurs y profesionales del siglo XX en nuestro país y que es el actual récord de las Grandes Ligas estadounidenses.
Rionda, era un jugador que se caracterizaba por su defensa, no por su ofensiva, fíjense que promedio en diez campeonatos nacionales y cinco Selectivas, para un pobre average de 215, con 340 jits, a un promedio
de 34 por temporadas.
Pero ese día, de la Serie Nacional número XIII, estaba reservado en la rica historia del béisbol cubano para Gerardo Rionda Pestana, como me reafirmó, tiempo después: “Si ese era mi día. El juego comenzó a las seis de la tarde en el Palmar y hasta con el bate partido en una oportunidad logré conectar un inatrapable. Fue ante un picheo de primera en el que aparecían, entre los castigados por mi bate, figuras como Orlando Figueredo, Eliecer Velázquez, Rafael Castillo.
Claro la marca se produce porque el choque se fue a extra innings, 11 capítulos. Ya tenía seis inatrapables en el noveno y había igualado la marca nacional. En el onceno episodio me toca batear de nuevo y ya tú sabes, hit por encima de segunda”.
El público de pie le rindió la mayor ovación que recibió en su carrera deportiva y Rionda saltaba emocionado, había bateado de 7-7.
“Estaba contentísimo, aquello parecía algo increíble, Fíjate que clase de inspiración tenía que en el segundo juego conecto un roletazo entre tercer y short, pero fui out y después pegué otros tres jits consecutivos. Era la última sub serie del campeonato y en los tres juegos disparé 12 jits en 15 veces al bate”.
Desde sus inicios en la EIDE matancera Luis Augusto Turcios Lima, bajo la asesoría del técnico Juvenal Blanco, se le apreciaban condiciones, al extremo que pasó a la ESPA nacional. Estuvo en dos preselecciones Cuba en la categoría juvenil y en otra de mayores, posteriormente, que iría a Japón, pero siempre fue eliminado.
Aquella explosión ofensiva del 4 de mayo de 1974, en el Palmar de Junco, terreno en el que dio sus primeros pasos en el béisbol, no ha sido repetida por los grandes bateadores cubanos a cualquier nivel, nacional e internacional.
Esa fecha, sin dudas, los Dioses del Olimpo la tenían reservada para Gerardo Rionda Pestana.