Aspectos jurídico- legales del juicio y canje de los prisioneros mercenarios capturados en Playa Girón (II parte)
El 20 de mayo de 1961, a pocos días de la victoria de Playa Girón, llegaba a Miami, procedente de La Habana, una delegación compuesta por diez prisioneros de la Brigada Mercenaria 2506, cuya misión, autorizada por Cuba, era negociar mediante el canje por tractores, la libertad de los 1200 prisioneros capturados en Playa Girón.
El Embajador William Pawley, quien fue jefe de la misión de Estados Unidos en Brasil, realizó los arreglos necesarios para que el grupo pudiera alojarse en el hotel Fontainebleu, en Miami Beach.
Alojados en el cuarto piso de este hotel, sufrieron los negociadores una humillación. Porque la reunión que tuvieron allí con el llamado Consejo Revolucionario Cubano durante 90 minutos se realizó bajo el control y la constante supervisión de oficiales de la CIA y de los inspectores del Inmigration and Naturalization Service (INS). Ya de noche, tuvo lugar la conferencia de prensa, después que la CIA se aseguró de que no habría preguntas indiscretas.
La peor humillación ocurrió cuando, como resultado de las negociaciones, los mercenarios no fueron cambiados por tractores, como había propuesto el gobierno cubano y habría sido más digno, sino por compotas para los niños cubanos.
Otros aspectos poco tratados y de gran valor histórico y político se advierten cuando se descubrieron los artificios de la administración de John F. Kennedy, luego de conocer la decisión de la posición cubana y falsear su sentido, llamándole “canje de prisioneros” o “ayuda humanitaria”, tratando de evitar de esta manera la responsabilidad inmediata con la derrotada invasión y el destino de los mercenarios, conducta que no asombró a la dirección política del país, pues de esta forma se ha actuado siempre contra Cuba.
Igualmente, revelan la actividad desarrollada primero por el llamado Comité de Tractores por la Libertad y, luego, por el Comité Familiar o de familiares de prisioneros y que contó con los servicios del abogado neoyorquino James Donovan, quien aparentemente actuaba de manera independiente, encubriendo sus servicios para la Agencia Central de Inteligencia.
Si la invasión fue derrotada en menos de 72 horas y constituyó la primera gran derrota, la batalla por la indemnización y su resultado, fue la segunda victoria de Girón.