Pediatría: la profesión de sanar a los que saben querer
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Aseguró la doctora que desde el inicio de sus estudios de Medicina ya sentía atracción por el trabajo con los infantes, hoy, con 30 años acumulados en la atención a los niños, sostiene que su profesión resulta muy reconfortante cuando se logra sanar.
“Los niños me gustan, su alegría es muy contagiosa, son muy espontáneos. Quizás esa sea la diferencia entre asistir a un adulto y a un pequeño, porque estos últimos siempre dicen la verdad, no ocultan lo que sienten y te transmiten todas sus emociones”.
Frente a los contratiempos que puede enfrentar la Pediatría, certificó la también profesora asistente que son mayores las satisfacciones regaladas por la labor: “Ver como un infante se recupera y te espera con regocijo para regalarte un beso o un abrazo, resulta muy reparador para el alma, representa la mayor satisfacción para el médico”.
Comparte Iliana la expresión que sentencia a estos especialistas como los amigos de los niños, e incluso afirmó que muchas veces suelen incluirse en el plano familiar, “interactuar a diario con ellos y seguirlos en su progreso, nos aproxima a su cotidianidad, a su crecimiento, aun cuando son adultos siempre recuerdan a esas personas de batas blancas que los ayudaron cuando eran pequeños.”
Bouza Denis, con más de 20 años de trabajo en el servicio de respiratorio del hospital pediátrico provincial Eliseo Noel Caamaño, de Matanzas, resaltó que la profesión también implica circunstancias muy tristes: “El final de un paciente es muy doloroso, llegamos a considerarlo como una pérdida personal, pero estos episodios resultan menos comunes”.
La galena rompe el silencio, luego de la pausa que amerita un tema tan estremecedor cuando se trata de salvar una vida, recobra el brillo en los ojos y asiente nuevamente: “Es un ejercicio complejo, pero sobre todo bello, anima mucho cuando aprecias que ese pequeño de once años que presentaba una insuficiencia respiratoria hoy se convirtió, en la medida de lo posible, en un hombre saludable”.
Si bien el tercer domingo del mes de julio señala la celebración del Día de los Niños en Cuba, la pediatra Iliana extiende sus festejos para abarcar el calendario en su totalidad, su oficio festeja a diario el bienestar y la felicidad de los más pequeños. Su mayor compromiso y voluntad radican en sanar a esos que son los que saben querer.
Laura de la C. González Trujillo | ACN
