FEEM: cantera de la Revolución para el porvenir (+audio)
En diciembre de 1970 se anunció oficialmente el surgimiento de una nueva organización estudiantil en el país, la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media o, simplemente por sus siglas, FEEM.
Sus antecedentes, claro, son mucho mas antiguos. Ya desde abril del año 1959 los estudiantes secundaristas en su Primer Congreso Provincial Libre dieron los primeros pasos a una experiencia inédita que con el tiempo iría madurando, modificando en una organización de carácter nacional, que tuvo su real materialización en julio de ese mismo año.
Aquellos jóvenes pertenecientes a la Asociación de Jóvenes Rebeldes pasaron a formar parte de una nueva organización de vanguardia, la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), bajo cuya propuesta se creó, en 1962, la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), organización a la cual podían incorporarse los alumnos del nivel medio y que luego dio paso a la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM), hija directa de las Brigadas Estudiantiles José Antonio Echeverría, que desde 1967 habían sustituido a la UES.
La idea de que la nueva organización supliera a la precedente estuvo animada por el hecho de que fuera más autónoma en relación con la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y más democrática en su funcionamiento interno.
La participación en la Zafra de 1971 del contingente estudiantil de La Habana, organizado por la FEEM, en campos de caña de la provincia de Matanzas, fue una de las primeras y más exigentes tareas de la recién creada organización estudiantil.
Desde entonces y hasta hoy, sus miembros han tenido una participación activa en la construcción y defensa de la Revolución Cubana. Tal es su importancia, que el mismo Comandante Fidel Castro expresaría la confianza que tenía en esos jóvenes.
Hoy, los jóvenes de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media arriban a su aniversario 53 con el mismo espíritu que declararan en su primer congreso: “Ser cubanos dignos implica, en primer lugar, llevar en el corazón la doctrina del hombre sincero de donde crece la palma, nuestro maestro”.
