El chikunguya: cuando el dolor persiste más allá de la fiebre

Más allá de ser una enfermedad febril aguda transmitida por mosquitos Aedes, la fiebre chikungunya está dejando una huella silenciosa que merece atención: sus secuelas reumáticas. Aunque la fiebre y los síntomas iniciales suelen resolverse entre los cinco y catorce días, en más del 40 por ciento de los pacientes persisten dolores y rigideces articulares que pueden prolongarse durante meses.
Especialistas señalan que tras la fase aguda, muchos enfermos desarrollan manifestaciones similares a la artritis reumatoide o a la espondiloartritis seronegativa.
Se trata de una poliartritis simétrica en manos y pies, dolor crónico, fibromialgia, capsulitis adhesiva o incluso fascitis plantar.
En estos casos, el virus desencadena un cuadro inflamatorio posviral que se convierte en un verdadero reto para la calidad de vida. Cuando las molestias reumáticas se extienden más allá de los tres meses, los expertos hablan de artritis crónica por chikungunya, una condición que puede confundirse con enfermedades autoinmunes y que, en no pocas ocasiones, requiere tratamiento prolongado.
El chikungunya, por tanto, no se limita a la fiebre ni al malestar pasajero: puede transformarse en un enemigo de largo alcance para las articulaciones. La alerta está en reconocer esos síntomas persistentes y no subestimarlos, porque el virus no solo deja huella en la etapa febril, sino también en la vida cotidiana de quienes lo padecen.
Muchas personas se hacen la misma pregunta: ¿el chikungunya vuelve a dar? La respuesta de los especialistas es clara: no. Esta enfermedad solo puede adquirirse una vez, pues el organismo desarrolla anticuerpos que protegen contra futuras infecciones del virus. Sin embargo, hay varios elementos a tener en cuenta.
Uno de ellos es la persistencia de síntomas, porque muchos malestares no desaparecen de inmediato y eso genera la sensación de una recaída. También influye la circulación de otras arbovirosis, ya que en Cuba están presentes enfermedades como el dengue, con sus cuatro serotipos, el zika y el oropouche, que sí pueden reaparecer tras un primer contagio.
De acuerdo con expertos, actualmente en la provincia de Matanzas circulan casos de chikungunya y de al menos un serotipo de dengue, por lo que resulta imprescindible acudir al médico ante cualquier cuadro febril.
El diagnóstico preciso se obtiene mediante el análisis de sangre conocido como IgM, indicado alrededor del sexto día de la enfermedad, que permite identificar con exactitud qué arbovirosis afectó al paciente.
El chikungunya, en definitiva, no es solo una fiebre pasajera: puede dejar una huella duradera en el cuerpo y en la vida de quienes lo padecen.
Reconocer sus secuelas, atender los síntomas persistentes y comprender que la prevención sigue siendo la mejor herramienta son pasos esenciales en el enfrentamiento a este síndrome febril inespecífico.