Oda al Señor de la Vanguardia (+audios)
Cual epítome de destreza militar, intrepidez y afabilidad manifiestas, Camilo Cienfuegos Gorriarán ocupa un lugar cimero entre los próceres libertarios de nuestra Isla, cuyo liderazgo fue indispensable para derrocar la tiranía batistiana y establecer el gobierno revolucionario aquel histórico primero de enero de 1959.
Y justo hoy, cuando suman 92 años de su natalicio en el habanero barrio de Lawton, recordamos a este ferviente combatiente del Ejército Rebelde que, desde temprana edad, mostró un compromiso inquebrantable con las causas justas y una profunda sensibilidad hacia las luchas populares, que lo impulsaron a ingresar en las filas del Movimiento 26 de Julio y emerger como uno de sus más cimeros adalides.
Escenarios como La Plata, El Uvero, Pino del Agua, Alto del Cojo, Mar Verde, El Hombrito y, fundamentalmente, Yaguajay, entre otros, no solo evidenciaron su intransigencia, denuedo y perspicacia como jefe guerrillero, sino que también su accionar militar le valió altas responsabilidades como Comandante y jefe de la Columna No. 2 Antonio Maceo, que junto a la No. 8 Ciro Redondo, encabezada por Ernesto Guevara, condujeron operaciones esenciales para poner fin a la dictadura de Fulgencio Batista en la Isla.
Una vez triunfada la Revolución, ocupó el cargo de Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde y, en pos de la restructuración de las nuevas fuerzas armadas del país, firmó la orden de disolución del Servicio de Inteligencia Militar, el Buró de Represión de Actividades Comunistas y demás cuerpos militares opresivos repudiados por sus crímenes contra el pueblo cubano.
Asimismo, encabezó la marcha de caballería de la columna invasora que durante la Guerra de Liberación había comandado, justo cuando se cumplían seis años del asalto al Cuartel Moncada y, posteriormente, junto a una veintena de hombres neutralizó las acciones contrarrevolucionarias que el traidor Hubert Mattos aspiraba materializar en Camagüey.
Tristemente, el accidente aéreo que sufrió mientras viajaba de regreso a La Habana puso fin a su corta existencia y representó un durísimo golpe que conmocionó a un país que hallaba en su ser una fuente de inspiración de grandeza insustituible y paradigma de libertad, patriotismo y lealtad a la Revolución.
LA IMPRONTA DE UN HÉROE
El pueblo cubano encontró en Camilo Cienfuegos a uno de sus más importantes exponentes, símbolo de patriotismo desmedido y fidelidad a la obra revolucionaria y sus conquistas.
Sobre el accionar político del hombre de la eterna sonrisa, conversamos con Mario Fale Armenteros, profesor de Historia de la escuela politécnica Leonor Pérez Cabrera, del municipio de Pedro Betancourt, quien significó el carisma, temple y generosidad de Camilo.
Asimismo, Fale Armenteros glorificó el victorioso periplo rebelde del Señor de la Vanguardia y la profunda huella que legó al pueblo cubano.
Al respecto, charlamos con el también profesor de Historia Jesús Javier Hernández Morejón, quien también ejerce como director del Instituto Preuniversitario Dionisio Morejón Morejón, del territorio betancourense y subrayó el espíritu enérgico, fervor patrio y entrega a la causa revolucionaria de la nación.
De igual forma, Hernández Morejón ensalzó aquellas cualidades que hicieron de Camilo uno de los más queridos líderes y combatientes de la historia de Cuba.
Cual viva imagen del pueblo por el que batalló hasta el fin de su existir, la figura de Camilo Cienfuegos trasciende las fronteras del espacio y el tiempo y su impronta perenne, inspira y ennoblece.
