Una caravana de victorias
Una vez socavado el régimen batistiano, el Ejército Rebelde encabezó una emotiva marcha triunfal que devolvió las sonrisas arrebatadas al pueblo cubano y que Fidel Castro y los barbudos protagonizaron con un multitudinario respaldo popular.
Inmortalizada históricamente como Caravana de la Libertad, la travesía, que abarcó del 2 al 8 de enero de 1959, se originó en la Sierra Maestra, cuna de la naciente Revolución y escenario de batalla de sus hacedores, y llevó a cada rincón del país la esperanza de un promisorio porvenir para una Isla que anhelaba libertad, justicia e independencia.
En territorios como Bayamo, Las Tunas, Camagüey, Ciego de Ávila, Sancti Spíritus, Santa Clara y Cienfuegos, entre otros, renacía la fe en un Gobierno Revolucionario encauzado a erradicar los flagelos que aquejaban al país y que Fidel denunciaba años antes en su alegato de autodefensa La historia me absolverá.
A la Atenas de Cuba la Caravana llegó el 7 de enero, abarcando puntos como Colón, Perico, Jovellanos, Coliseo y Limonar, entre otros y, destacándose principalmente su presencia en la cabecera provincial y en la Ciudad Bandera.
Fue justamente en la noche cuando arribaron Fidel y los rebeldes al Palacio municipal de Matanzas, donde el Comandante intercambió con los yumurinos, algo que replicó más tarde en suelo cardenense donde, además, visitó la casa natal de José Antonio Echeverría y en la necrópolis donde reposan sus restos, ensalzó el heroico legado y accionar de este mártir para las presentes y futuras generaciones cubanas. Posteriormente, partió junto al Ejército Rebelde a la capital de la Isla.
Seis décadas y cinco años después, el pueblo cubano revive con orgullo el victorioso periplo de la Caravana de la Libertad a través de sus jóvenes, quienes guiados por el patriotismo y arrojo de sus próceres de antaño, glorifican nuestros ideales de libertad y justicia, a la vez que perpetúan las conquistas socialistas y la obra de nuestra Revolución.
