14 de enero de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

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José María Vitier: un grande

Vitier ha sabido recrear emociones que pulsan nociones fundamentales de la identidad. Su música, de hecho, es parte entrañable de la banda sonora de Cuba.

Sus apellidos lo ubican y honran: José María Vitier Marruz pertenece a una de las familias más emblemáticas del arte y el pensamiento en Cuba, un linaje que ha dejado una huella profunda en la cultura nacional. Filósofos, poetas, ensayistas, músicos de primerísima línea: generaciones de grandes creadores que han hecho aportes a la nación desde una visión esencialmente martiana, ámbito de espiritualidad áurea y probidad intelectual.

Entre ellos, José María, Premio Nacional de Música, se ha consolidado como referente de esa conjunción maravillosa de historia y modernidad.

Como pianista, su impronta es notable. Su virtuosismo, acompañado de un estilo profundamente expresivo, lo ha posicionado entre los grandes intérpretes de la música cubana. Vitier ha sabido recrear emociones que pulsan nociones fundamentales de la identidad. Su música, de hecho, es parte entrañable de la banda sonora de Cuba. Su capacidad para interpretar tanto obras clásicas, populares y contemporáneas es muestra de esa versatilidad que ha caracterizado la tradición pianística del país.

Uno de los aspectos más notables de la obra de José María Vitier es su creación sacra, donde ha logrado anclar lo espiritual en el acervo de la cubanía. Su Misa Cubana deviene paradigma: una obra profundamente litúrgica, que al mismo tiempo celebra las raíces culturales del archipiélago. La mezcla de elementos religiosos con ritmos y melodías autóctonas es muestra de esa capacidad para articular un discurso coherente e integrador,  metáfora de los procesos de la conformación de una cultura. Es un legado que trasciende lo meramente musical, que conecta con la espiritualidad del pueblo cubano.

Las composiciones de José María Vitier para el cine son perfectamente identificables. Enriquecen las narrativas, al aportar una dimensión emocional profunda, comprometida, sugerente… Es lo que sucedió con su música para un filme icónico: Fresa y Chocolate, de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío: es un auténtico paisaje sonoro que dialoga íntimamente con la historia, los personajes… que complementa el entramado visual. Estas obras no solo forman parte de la memoria audiovisual cubana, sino que han enriquecido el repertorio nacional. La acogida extraordinaria de sus conciertos habla de esa apuesta.

José María Vitier Marruz cree en la impronta poderosa de la creación colectiva. Ha convocado a artistas de varias manifestaciones para concretar proyectos luminosos.

Hoy, cuando cumple 71 años, es inevitable reflexionar sobre su trascendencia para la música y la cultura cubana. Su legado es testimonio de dedicación y genialidad, un puente hacia la tradición que inspira a nuevas promociones de compositores e instrumentistas.

  • Yuris Nórido/Cubasí

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