Magaly Cárdenas y el desafío de ser bibliotecaria
Magaly prefiere el olor de los libros viejos, la música clásica acompañada de una cálida tertulia y la paz de las bibliotecas. El gusto por el estudio prolongado y el tesoro que sabe dentro de cada volumen, la hacen volver, todavía soñadora, una y otra vez a este solemne castillo de papel.
A Magaly Isabel Cárdenas Cápiro, directora de la Biblioteca Pública Provincial Gener y Del Monte, la distingue su elegancia como quien cuida todos los detalles para acudir impecable a una cita con el conocimiento. Allí, en una de las instituciones de su tipo más antiguas del país, recupera siempre el espíritu para defender este tesoro de la urbe yumurina.
“En el año 2019, a partir de la intención de Eduardo Torres Cuevas, entonces director de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, y de la Dirección Provincial de Cultura, me propusieron estar al frente de esta institución. Desde entonces continúa siendo para mí un gran reto.
“Mi sueño es que la Biblioteca Gener y Del Monte retome el papel social que sostuvo por años, acorde con la contemporaneidad de la sociedad actual. Nos hemos enfrentado a mantenimientos constructivos, etapas de confinamiento por la COVID; a un personal bibliotecario lacerado por la gama de penurias que presenta el inmueble, a las representaciones sociales del pueblo matancero ante la pérdida del sitio donde se han formado tantos profesionales”, confiesa.
En uno de los momentos más complejos, de restauración y reapertura parcial de la Sala General y de Literatura Orlando García Lorenzo, Cárdenas Cápiro reconoce lo imprescindible que resulta, no solo devolver el esplendor al edificio, sino también crear las condiciones para elevar la calidad de la programación cultural, la investigación científica y la superación.
Sin embargo, este 13 de septiembre, Día del Bibliotecario, no puede olvidar sus inicios en el municipio Pedro Betancourt, donde desde muy temprano quedara atrapada bajo la magia de los libros.
“Esa Biblioteca, la Antonio Guiteras Holmes, me permitió desarrollar habilidades propias de la profesión. Comencé en la Sala Infantil Juvenil, donde me destaqué en el trabajo con niños con necesidades educativas especiales; y fui coautora de la investigación Lectura e integración social del niño con retraso mental, que se presentó en eventos nacionales e internacionales”, rememora.
Antes de trasladarse a Matanzas, dirigió durante 34 años dicho centro, con una activa participación en eventos y fórum científicos, así como actividades en el poblado que la llevaron luego a ser propuesta para el Premio de Trabajo Comunitario.
Así llegaron también otros reconocimientos como la Medalla Raúl Gómez García, el Sello Antonio Bachiller y Morales y el Premio Nacional Marta Terry, otorgado por la Asociación Cubana de Bibliotecarios (Ascubi) en el acto nacional celebrado el pasado 7 de junio; mas ella destaca las experiencias y satisfacción que le confieren todos estos años dedicados a la promoción literaria y la divulgación de saberes.
Por eso hoy, mientras se realizan diferentes actividades auspiciadas por la Ascubi, como la Jornada Científica Bibliotecológica que involucra a la red provincial, la entrevistada entrelaza pasado, presente y futuro en el afán de vencer cada desafío:
“El mayor reto para los que ejercen la profesión en la actualidad es trabajar con el propósito de ser mejores bibliotecarios, comunicadores, promotores de la lectura y de la cultura en general. Incentivar este hábito, sobre todo en niños y jóvenes, permitirá que ellos sean los asiduos lectores del mañana”.