15 de agosto de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

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Teatro de Las Estaciones celebra con música sus 31 años

La sistematicidad y la belleza, la integralidad de cada uno de sus espectáculos, la verdad y autenticidad con que defienden historias y valores sobre el escenario y la capacidad para poner a soñar a padres y chicos desde la originalidad y el buen hacer, convierten a Teatro Las Estaciones en una agrupación de vanguardia dentro del arte titiritero en el país y referente a nivel internacional. 

Con música, como ha sido su trayectoria, celebró Teatro de Las Estaciones su aniversario 31 durante la tarde del 12 de agosto en la Sala White, con la presencia de actores, músicos, bailarines, niños y seguidores de la agrupación titiritera.

Lo hizo con el espectáculo 31 años cantando con Teatro de Las Estaciones, un concierto performático donde, con el vuelo poético y el talento que le son inherentes, propiciaron una feliz mezcla de manifestaciones artísticas, añadido que le aporta al colectivo referente del teatro para niños en Cuba una riqueza cultural que fomentan desde el primer minuto de su existencia.

“Teatro Las Estaciones nació en 1994, un año bien difícil para nuestro país. Cecilia Sodis, directora del Teatro Sauto, quien fuera una de las auspiciadoras del grupo junto a Mercedes Fernández, presidenta entonces del Consejo provincial de Artes Escénicas, me pidió un espectáculo musical para el verano, en agosto tórrido.

“Hicimos una revista musical que se llamó ¡Viva el verano!, con niños de Cantándole al Sol, el Conjunto Dramático de Radio 26, bailarines de Danza Espiral, el Coro de Cámara de Matanzas, la Sinfónica, el Mirón, Papalote.

“Era esa mezcolanza que me encanta porque yo estudié en el ISA (Instituto Superior de Arte) y ahí era así: circo, danza, plástica, música, teatro, todo el mundo junto, e hicimos el grupo y desde entonces esa búsqueda de diferentes voces, géneros, pero siempre pensando el títere, ha sido lo que nos ha marcado”, recuerda Rubén Dario Salazar Taquechel, fundador y director de Teatro de Las estaciones, Premio Nacional de Teatro.

Durante el espectáculo los actores declamaron y regalaron canciones de diferentes espectáculos del grupo. De Todo está cantando en la vida (Un recital de afectos para Teresita Fernández) (2019) se escucharon Rani, por Lucelsy Fernández y Raúl Alvarez; El ratoncito del farol, por Laura Marín; Vinagrito, por Iván García y Lo feo; todas orquestadas por la Maestra Elvira Santiago.

Intervinieron también los actores Iris Mantilla, Ale García, Sonia María Cobos, Yadiel Durán, Yasey Muñoz y el propio Salazar Taquechel, así como la bailarina Gelsy González, con una demostración –otra- de su dominio del escenario, de las técnicas de animación de títeres y del cuerpo.

Hubo momentos para el deleite con las interpretaciones de la melodiosa y afinada voz de Olga Blanco, quien acompañó a Raúl Valdés, en temas que cuentan con arreglos del compositor, arreglista y bajista como Nana de la luna lunera, con textos de Dora Alonso; Canción de la flor de lis y Verano, que llevan la firma de Norge Espinosa y Canción del agua, letra de José Manuel Espino.

Asimismo, la potente interpretación de una Lucelsy Fernández embarazada y rozagante invitó también al disfrute cuando defendió composiciones del espectáculo Canción para estar contigo (2011). Regaló en su actuación Adelante el elefante, escrito por Nicolás Guillen; Canción, de María Teresa Crespo; Solidaridad, un poema de Amado Nervo, todas con arreglos de Bárbara Llanes y Titiritero, de Teresita Fernández.

“Yo quería salirme de la sala Pepe Camejo e ir a otro espacio donde muchas veces he convocado artistas y la sala White es uno de esos lugares donde hemos hecho conciertos con Enid Rosales, espectáculos mixtos, danzarios y poéticos y queremos hacer algo con personas como Lucelsy Fernández que está embarazada y al menos por una año y medio estará en función de su maternidad y darme el lujo y el gusto de irla a cantar como canta ella o como Raúl Valdés, que no es muy pródigo que aparezca por ahí, pero es un músico intenso que ha estado haciendo música para todos los grupos de Matanzas y verlo en escena con su compañera Olga Blanco, es maravilloso”.

El público también disfrutó con canciones de los espectáculos Pelusín del Monte (1999), La caja de los juguetes (2003), Soñar con los ojos abiertos (2011), Flores de Carolina y Ajonjolí (2023) y Un rastro en las estrellas (2025), en una suerte de recuento en el que se evidenció para más luces el profundo interés de Salazar y su tropa por sumar a la música como una de sus formas de expresión más certeras y constantes.

También se dedicaron sendos homenajes tanto a Elvira Santiago como a Raúl Valdés por las colaboraciones, consejos, composiciones, arreglos que forman parte inseparable de la historia de esta agrupación matancera.

Si algo distingue a Teatro de Las Estaciones es la visualidad, con una impresionante variedad que hace las delicias en cada espectáculo, gracias al talento creador de Zenén Calero Medina, Premio Nacional de Teatro.

“Son 31 años. Desde que estamos cumpliendo 30 ó 20 ó 25 siempre uno empieza a tener un cúmulo de experiencias con muchas vertientes de las artes, a nosotros nos gusta mucho mezclar personas, artes, manifestaciones, soluciones de cómo hacer algo.

“En el caso del diseño yo busco siempre que el espectáculo que vaya a hacer en ese momento me dé una serie de ideas visuales que no uso en esas soluciones en los que vienen después. Trato de ir cambiando, de versionarme a mí mismo, que sea siempre renovador o estimulante, sobre todo para mí.

“Cuando tú te motivas con la obra de, por ejemplo, Alfredo Sosabravo, con la que hicimos Pedro y el lobo o con el impresionismo francés, con el que hicimos La caja de los juguetes, son como puntos de partida que te hacen entender un idioma, sobre todo en el caso de la plástica, diferente al mío y eso es muy estimulante, que me ha llevado en el tiempo de Las Estaciones a ir enriqueciéndome en experiencias, en la manera de ver el mundo, en conocer cómo otro creador hacía lo que yo hago, pero con su obra como base”.

Aun cuando no han faltado contratiempos en el crecimiento sostenido de Teatro de Las Estaciones, es admirable la constancia de una agrupación que desde una provincia ha conquistado un lugar cimero en la cultura cubana y en el movimiento teatral dentro y fuera de fronteras.

“No ha sido un camino fácil. Ningún camino de la vida, del teatro, que también es una vida, es fácil. Es un camino con muchos contratiempos, la gente cambia, los procesos cambian, cosas que no salen bien, cosas que salen muy bien. Uno es el que no debe cansarse, no debe desmayar, no debe rendirse.

“Siempre que uno emprende algo que uno quiere hacer desde niño, y es mi caso, te das cuenta de que tienes en la mano una casa, un tesoro, un compromiso, una responsabilidad, sobre todo con el público para el cual trabajamos nosotros, que son las instancias y la familia.

“Ante eso no hay chance para rendirse. Ante eso no hay chance para desmayar. Ante eso no hay tiempo para decir estoy cansado”.

Y, sin terminar todavía la celebración por este 31 aniversario, Rubén adelanta algunos de los proyectos en los que ya se enfoca Teatro de Las Estaciones.

“Nosotros siempre estamos con diferentes proyectos. Estaremos próximamente en el espacio La esperanza del mundo, en la capitalina sala Villena, cerrando parte de ese proyecto tan bonito con Un ramillete de verano, un espectáculo resiliente que hicimos cuando se puso más contundente la cuestión con la luz y yo me negué a cerrar el teatro, a dejar de hacer lo que me gusta. Cuando uno deja de hacer lo que a uno le gusta, uno está perdiendo gran parte de la vida, uno está y se siente muerto y a mí me gusta mucho vivir.

“Vienen todavía muchos más proyectos hermosos que ver con la literatura, con la música, con otras personalidades que se acercan a nosotros y nos piden trabajar o hacer proyectos de conjunto. También vamos a hacer un gran concierto en diciembre con la música que no se conoce mucho de Teresita Fernández en su 95 cumpleaños, con muchos invitados y música en vivo”.

La sistematicidad y la belleza, la integralidad de cada uno de sus espectáculos, la verdad y autenticidad con que defienden historias y valores sobre el escenario y la capacidad para poner a soñar a padres y chicos desde la originalidad y el buen hacer, convierten a la compañía de Teatro Las Estaciones en una agrupación de vanguardia dentro del arte titiritero en el país y referente a nivel internacional.

  • Fotos Félix González

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