Un «Arcoíris» de esperanza en Los Arabos (+ audio y fotos)

Mejora la comunicación. Aumenta la autoestima. Impulsa la creatividad. Contribuye a la formación de su propio criterio y al incremento de la concentración. Ayuda a la coordinación y al aprendizaje de valores. Estos son algunos de los beneficios de la creación artística para los más pequeños.
Por eso tanto se agradecen los proyectos socioculturales en los que los artistas son los niños y jóvenes, como Arcoíris, el que dirige la instructora de arte Dayanis Rodríguez González en el municipio matancero de Los Arabos.
“Esta idea surge porque los instructores de arte debemos tener unidades artísticas en diferentes formatos: solistas, dúos y coros. Yo empecé con mis unidades artísticas y logré organizar varios números cada vez que nos presentábamos en alguna actividad. De ahí nació la idea de crear el proyecto.
“Lo que hice fue insertar a niños de otras enseñanzas, de diferentes edades y hemos tenido presentaciones que son solo con las propuestas del proyectos, otras veces nos hemos insertado en un espectáculo con otros artistas. Los niños se mantienen siempre activos.
“Además, es muy difícil que coincidan todos porque, en etapa docente, por encima de todo respetamos los horarios de la escuela y el círculo y, cuando uno trabaja con niños, sobre todo con niños pequeños, sabe que se enferman. A veces se torna engorroso, pero ahí vamos, un paso a la vez”.
Cerca de una treintena de niños entre cuatro y 12 años integran el proyecto Arcoíris, en el que aprenden a bailar, cantar, declamar, actuar. “Yo tenía muchas ideas pero no lograba convocarlos a todos y al principio me fallaron muchas cosas.
“Hay niños que empiezan y a la hora de pararse en el escenario o al frente les da pena. En enero de este año hicimos nuestra primera presentación en la zona en transformación del municipio ubicaba en el reparto Mario Muñoz. Allí el escenario era muy difícil, pero los niños lo hicieron muy bien, hubo muy buena aceptación por el público.
“Después actuaron en el parque de La Diana que también se llenó. Los maestros trajeron a los niños de las escuelas porque estábamos en Semana de la Cultura y escuché buenos comentarios de la población. Es algo que ha impactado en nuestro municipio y en ellos”.
No pocas son las dificultades en cuanto a los materiales para la confección de los vestuarios pero, con el apoyo y la creatividad de los padres, se sobreponen a cualquier obstáculo y hacen prevalecer el arte, según los testimonios de dos madres.
“Es bastante difícil porque nosotras trabajamos y tenemos que dividirnos entre las responsabilidades de la escuela, las tareas, que es la prioridad, el trabajo nuestro y el proyecto; pero hacemos el mayor esfuerzo para que participen porque ellos se lo merecen y es una experiencia muy bonita.
“Los recursos se dificultan también y pedimos prestado para hacer los vestuarios. Con el apoyo de las maestras, de los padres, tratamos de que salga lo mejor posible y lo vamos logrando”, expone Marlén Rodríguez Aguerrebere.
“Ha costado trabajo hacer los vestuarios pero recurrimos a la ayuda de todos porque la satisfacción de verlos actuando, que la ropa quedó bonita, que se ven hermosos y son felices mientras lo hacen vale todo el sacrificio.
“Claro que ha sido fundamental el apoyo de todos, sin ellos no hubiera sido posible. Por lo general yo diseño los vestuarios y todos me ayudan con los recortes de tela, el hilo, en los accesorios para adornar”, agrega Liliana Galvanis Herrera.
“Esto se logra porque los padres se han imbricado de tal manera que lo que no hay, ellos lo buscan, siempre pendientes de cada detalle, son muy unidos para lo referente al proyecto. Nosotros somos una familia, los niños se llevan muy bien”, explica Rodríguez González.
La especialista de música se empeña en ver crecer a estos pequeños no solo desde lo que la cultura les aporta, mientras dan sus primeros pasos en la creación artística, sino que los acompaña y apoya en su formación como seres humanos.
“Los ha beneficiado mucho su inserción en el proyecto. Hay niños hiperactivos, otros a los que se le dificulta aún la correcta dicción de las palabras, niños introvertidos. He logrado explotar sus talentos ocultos. Había padres que me decían es muy penoso, no lo va a lograr y los pequeños lo han hecho perfecto.
“Yo creo que les ha llegado, han descubierto una zona de sí mismos que no conocían. También se dio el caso de algunos que no contaban con el apoyo de los padres para integrarse al proyecto y ya lo logramos; nos encontramos con niños que muchísimo potencial y a veces el padre no le da la importancia que lleva, pero eso también ha sido un logro.
“Yo creo que ser parte de Arcoíris los ha ayudado mucho y ellos transmiten eso en sus aulas. Están atrayendo a sus compañeros de clase a las actividades. Eso es muy importante porque, por ejemplo, es fundamental usar música infantil en el trabajo con los niños y eso es algo que ya no se ve mucho en los cumpleaños y otras actividades. Esa es la banda sonora de nuestras actuaciones, de los ensayos. Hasta niños de doce años cantan canciones de niños más pequeños”.
De ello también dan fe los testimonios de sus participantes y de sus padres. “A mí me parece un proyecto muy bonito. He aprendido mucho y me gusta cómo nosotros en nuestro proyecto llevamos hasta todas las comunidades de Los Arabos lo que hacemos, mostrándole y dando felicidad a otros niños”, confesó Marian Aldama Borrego, integrante del proyecto Arcoíris.
“El proyecto ha ayudado a los niños a desenvolverse cantando, bailando, recitar, a pertenecer a un grupo de niños que son como una familia que le brinda a otros niños una bonita enseñanza”, argumentó Liliana Galvanis Herrera.
“Les enseña también a convivir entre ellos a relacionarse mejor con otras personas, a compartir sus cosas y resaltar los méritos unos de otros, a expresar sus ideas de cómo puede ser mejor cada presentación y, lo más importante para mí, los enseña a divertirse de una manera sana y aprendiendo. Todos quieren mucho a Dayanis porque ella está haciendo un trabajo espectacular con los niños. Yo pienso que es muy bonito y muy instructivo para los niños”, explicó Rodríguez Aguerrebere.
Imbricados trabajan la escuela y el proyecto para que uno le aporte al otro y, junto a la familia, contribuir a una mejor formación de los pequeños, sostiene Dayanis. “Yo siempre les digo a ellos que la prioridad es la escuela. La directora me apoya muchísimo, nos ajustamos a los horarios escolares y los maestros también están muy contentos. Yo los apoyo también porque en el centro no hay instructor de música y cuando ellos desarrollan alguna actividad, el proyecto se imbrica”.
“Los niños llevan muy bien la relación entre la escuela y el proyecto. Dayanis es muy comprensiva, si están en pruebas los libera del ensayo para poder dedicarle todo el tiempo al estudio. Cuando cumplen con sus tareas docentes van a los ensayos y tratamos de llevar todo a la par y organizadamente para obtener mejores resultados.
“Los padres los apoyamos para que salgan bien los ensayos y las actuaciones y, a la misma vez, le exigimos porque tienen que estudiar y salir bien en la escuela”, amplía Galvanis Herrera.
En pocos meses de trabajo la labor del proyecto ha impactado en el municipio Los Arabos de manera muy positiva. Dando un paso a la vez, con retos aterrizados y coherentes, Arcoíris se niega a renunciar a soñar pese a los contratiempos del día a día.
“Es un proyecto que está en desarrollo, pero yo espero que en un futuro cercano puedan visitar otros lugares y mostrar la bonita labor que realiza Dayanis con nuestros pequeños”, comentó Liliana.
“Nuestras expectativas son grandes. Queremos movernos, hacer giras. Como este es un territorio donde los consejos populares están alejados entre sí, a la vez que el municipio está alejado de la capital provincial u otros municipios donde se concentra la mayor cantidad de propuestas infantiles, teatros, cines grandes, los niños de aquí reciben muy poco.
“Nuestro sueño entonces es poder llegar a todos esos rincones donde hay niños que ansían disfrutar de un proyecto, ver niños actuando para otros niños.
“Es muy satisfactorio ver a ese público colmado de niños con los ojos brillándoles al ver a otros haciendo cosas que tal vez ellos también quieren hacer o disfrutando de ese arte. Mis sueño es muy grande, veremos hasta dónde podemos llegar”, concluyó la instructora de música a cargo de Arcoíris.
Diverso como la multiplicidad de sus colores, constante como la garantía de su presencia luego de la tormenta, hermoso como el espectáculo de su reinado en el cielo, el proyecto sociocultural Arcoíris crece junto a sus niños y los padres, gracias a la entrega de Dayanis, el apoyo de la dirección municipal de Cultura, los maestros y mucha gente que confía en que el mundo está lleno de pequeñas alegrías. El arte consiste en saber distinguirlas.