¡Yo soy Team Asere!

Cuba llegó a las semifinales del Clásico Mundial de Béisbol contra todo pronóstico. Era lo que nadie esperaba y  perdió ayer domingo por un marcador de 14-2 frente a la imponente y oportuna ofensiva de Estados Unidos.

En lo personal me es difícil escribir sobre la derrota de nuestro equipo. Más que una eliminación fue una tortura: los norteamericanos no paraban de producir carreras y sobre todo el campo corto y 9no. en la tanda, Trea Turner, se lució con los lanzadores cubanos y pegó dos jonrones, impulsó cuatro carreras y anotó dos.

La labor del abridor por Cuba la asumió el zurdo Roenis Elías, que no aguantó los bates norteños más allá de la tercera entrada. Después de él llegó un desfile de relevistas en este orden: Miguel Romero, Carlos Juan Viera, Ronald Bolaños, Elián Leyva, Frank Abel Álvarez y José Ramón Rodríguez, los cuales tampoco pudieron detener la producción de carreras de Estados Unidos.

Todo el partido se desarrolló ante más de 35 mil fanáticos que colmaron el LoanDepot Park, de Miami, muchos para apoyar a Cuba, otros ni siquiera por cuestiones deportivas.

Lo cierto es que el espectáculo se vio empañado y generó una presión adicional a los peloteros cubanos, algo que no es excusa para el lamentable resultado, aunque los nuestros abandonaron la competencia con una actuación memorable tras llegar a estar entre los cuatro grandes, que no ocurría desde el primer Clásico Mundial, en 2006, cuando el representativo cubano llegó a la final y quedó en segundo lugar.

No se puede decir que cayeron con las botas puestas, pero en el fondo, en la mirada de cada uno de esos peloteros se notaba la vergüenza deportiva, las ganas de levantar el juego, solo que Estados Unidos le entró por los ojos.

Cuba no se llevó el premio más ansiado, sin embargo, ya ganaron. Ganaron desde que se logró por primera vez conformar un equipo con peloteros no federados, sobre todo que militan en Grandes Ligas, ganaron cuando pelearon la clasificación a cuartos de final y sacaron el Clásico del congelador tras haber perdido los dos primeros partidos.

Ganaron cuando le devolvieron a todo un país la pasión por el pasatiempo nacional, pero sobre todo, ganaron cuando lograron que cada cubano diga con orgullo: ¡Yo soy TeamAsere!