17 de noviembre de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

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17 de noviembre: La sangre que sembró libertad en Praga

La semilla ya estaba sembrada. La Unión Internacional de Estudiantes perpetuó esa fecha como jornada de lucha contra la injusticia y la violencia, recordando que Jan Opletal y sus compañeros se convirtieron entonces en emblemas eternos de la resistencia juvenil.

El 28 de octubre de 1939, Checoslovaquia cumplía 21 años de independencia. Sin embargo, la ocupación nazi había convertido la fecha en un día de protesta y dolor, preludio de una jornada sangrienta que quedaría grabada en la memoria estudiantil.

Lo que debía ser fiesta nacional se transformó en un acto de resistencia. Desde marzo de ese mismo año, el régimen hitleriano había impuesto su dominio absoluto. El Tratado de Múnich y el Protectorado de Bohemia y Moravia sirvieron de excusa para despojar a los checos de su soberanía.

La libertad, que parecía firme, fue arrancada de raíz, dejando a un pueblo entero bajo el peso de la opresión. Entre los inconformes estaba Jan Opletal, estudiante de Medicina de apenas 24 años. No era político ni militar, pero sentía que no podía resignarse a ser esclavo del terror.

En su interior ardía una llama de rebeldía, un espíritu que lo impulsaba a luchar por devolverle a su patria los colores que le habían sido escamoteados. Ese día, las calles de Praga se llenaron de voces y banderas.

Cien mil personas marcharon con flores, con gritos de “¡Fuera Hitler!” y “¡Por una República libre!”. En medio de aquella multitud estaba Opletal, joven y decidido, sin pretensiones de héroe, solo con el deseo de un futuro digno para su país.

Cerca de la plaza Wenceslao, la represión se hizo sentir. Los soldados alemanes dispararon contra los manifestantes y Opletal cayó herido. Trasladado al hospital de Charles Square, luchó varios días contra la gravedad de sus heridas, hasta que la muerte lo alcanzó el 11 de noviembre.

Su sacrificio, lejos de apagar la protesta, la convirtió en símbolo. Las exequias se transformaron en manifestaciones masivas.

El régimen respondió con brutalidad el 17 de noviembre: nueve estudiantes asesinados, más de mil doscientos arrestados y enviados a campos de concentración y las universidades cerradas.

Pero la semilla ya estaba sembrada. La Unión Internacional de Estudiantes perpetuó esa fecha como jornada de lucha contra la injusticia y la violencia, recordando que Jan Opletal y sus compañeros se convirtieron entonces en emblemas eternos de la resistencia juvenil.

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