14 de octubre de 2024

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Bukele no sorprende y repite en la Presidencia

El Salvador comienza hoy una nueva etapa política de la mano del reelecto presidente Nayib Bukele y su vice Félix Ulloa, lo que no constituye sorpresa pues este político que contuvo la violencia de las pandilleras encerrándolos y apartándolos de las calles y, aunque criticado en medios internacionales y defensores de derechos humanos, devolvió la tranquilidad a una población agobiada por la inseguridad.

Bukele no sorprende y repite en la Presidencia El Salvador comienza hoy una nueva etapa política de la mano del reelecto presidente Nayib Bukele y su vice Félix Ulloa, lo que no constituye sorpresa pues este político que contuvo la violencia de las pandilleras encerrándolos y apartándolos de las calles y, aunque criticado en medios internacionales y defensores de derechos humanos, devolvió la tranquilidad a una población agobiada por la inseguridad.

Los comicios pueden considerarse un plebiscito a la gestión de Bukele, de 42 años, y su partido Nuevas Ideas, pues sus métodos son criticados por opositores que incluso lo tildan de neofascista ante lo que consideran el establecimiento de un absolutismo al dominar, opinan, los tres poderes republicanos.

Aunque la oposición salvadoreña denunció varias irregularidades durante el proceso – atraso en apertura de colegios, carencia de boletas- no se registró ningún incidente grave, aunque rige el régimen de excepción, una medida dictada como contención a los grupos mafiosos desde hace más de un año.

El presidente, primero en más de 80 años que aspira a la reelección en la nación centroamericana y lo logra, empresario y exalcalde de Nuevo Cuscatlán y San Salvador, la capital, gobierna con mano dura – y no lo oculta- en el bautizado como Pulgarcito de América por el poeta revolucionario Roque Dalton.

La postulación de Bukele para su reelección fue motivo de controversias. Los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, renovada por la Asamblea Legislativa controlada por el oficialismo, emitieron un dictamen en septiembre de 2021 para que el mandatario pudiera aspirar a la silla presidencia de nuevo.

La única condición para ese proceso era que no ejerciera el poder seis meses antes de los comicios, lo que hizo el dirigente.

El Parlamento le otorgó en diciembre una licencia especial ese tiempo y, en su lugar, nombró a Claudia Juana Rodríguez de Guevara como «designada presidencial».

La primera misión que se impuso Bukele en 2019 fue eliminar las bandas de pandilleros Maras y Salvatrucha, que mantenían en un clima de inseguridad a la ciudadanía, con miles de homicidios cada año. El terror imperaba en calles y hogares y el narcotráfico dominaba las distintas instancias del poder.

Ahora, cuatro años después y críticas de por medio, El Salvador muestra otra situación, lo que ha permitido que en 2023 hubiese un significativo alza del turismo, y la celebración de los Juegos Panamericanos con la asistencia de miles de atletas y un público confiado en las áreas de competencia, algo impensable cuatro años antes, la elección de Miss Universo y la visita del astro del futbol Leonel Messi y sus compañeros del Inter de Miami.

Las elecciones de este domingo demostraron, y así lo consignan las cifras, lo que desea una mayoría de la población, al margen de quienes escriben al secretario de Estado de Estados Unidos para informarle sobre la dictadura de Bukele: la dupla oficialista obtuvo la victoria con más del 85 por ciento de los votos donde el voto no es obligatorio.

La ausencia de un 50 por ciento de los eventuales votantes fue un dato significativo en este proceso donde también por primera vez podían sufragar los salvadoreños residentes en el exterior.

En el ejercicio electoral también fueron electos los 60 políticos que integrarán el próximo Congreso Nacional. Ese órgano iniciará la próxima etapa legislativa con la reducción de sus miembros, que hasta ahora ascendían a 84 pero que era considerada una cifra alta para un país de unos 6 214 399 millones de habitantes y 21 000 kilómetros cuadrados de extensión.

Los partidos de oposición, incluso los históricos que se sorteaban la presidencia, se presentaron este año como pequeñas minorías. Por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) apareció Manuel Flores, por la derechista Alianza República Nacionalista (ARENA), Joel Sánchez; Fuerza Solidaria postuló a José Renderos; Nuestro Tiempo a Luis Parada y Marina Murillo por Fraternidad Patriota Salvadoreña.

LA NUEVA VICTORIA DE BUKELE

El presidente Bukele, que se distingue por ignorar las críticas de gobiernos y otros actores políticos –locales y extranjeros-, es considerado un hombre inteligente que se dedicó en los primeros cuatro años de su mandato a combatir la mayor pesadilla de los salvadoreños: la violencia ejercida por las bandas de pandilleros al servicio del narcotráfico.

Hasta que el asumió en 2019, El Salvador era considerado un paraíso para los grupos armados que disputaban los territorios por donde cruza el tráfico de drogas rumbo a su destino final: Estados Unidos, el mayor consumidor de estupefacientes a nivel mundial.

En medio de los enfrentamientos de estas bandas quedaban las poblaciones, aterradas por el peligro de los secuestros, extorsiones, enfrentamientos, violaciones sexuales. Cada vez resultaba más alta la cifra de desplazados internos y de emigrantes que huían de un sistema sin solución a la grave situación interna del país.

Surgió entonces la figura de Bukele, de ascendencia palestina, que era un delfín del FMLN, organización política de izquierda que lo expulsó de sus filas por desavenencias internas en 2017. Pero el joven empresario, que ascendió al poder con 37 años, venía precedido de un sólido trabajo como alcalde cuando se presentó a las elecciones de 2019.

El jefe de gobierno quebró la formalidad de los políticos tradicionales, vistió ropa informal y cambió también el discurso encaminado a una transformación interna de la nación. Para ello, en primer lugar, buscó una fórmula inusual pero efectiva para devolver la paz a la ciudadanía y tomó medidas para terminar con la corrupción institucional que incluso salpicó a los dos presidentes del FMLN, Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, los dos ahora con residencia en Nicaragua.

Luego de apresar bajo la ley de excepción a más de 70 000 pandilleros –estimaciones indican que puede haber otros 10 000 más- el mandatario anunció una nueva cruzada judicial, esta vez contra los corruptos. En una reunión de líderes políticos con la Fiscalía de la República lo dejó claro:

¨No van a decir de mi que fui un presidente ladrón; pero tampoco que fui un presidente que dejó que le robaron¨, con lo que dio el alarma contra ese flagelo que también tiene raíces profundas en el país.

Una de las primeras medidas adoptadas fue el recorte del número de alcaldías existentes: de 264 alcaldías pasará a tener solo 44 a partir de los comicios de marzo próximo. O sea, el dinero designado a esos niveles tendrá mayor control, aun cuando sus críticos gritaron que quería acabar con la clase política y formalizar una dictadura.

En su segundo ciclo presidencial, el mandatario deberá enfrentarse a nuevos retos. Aunque no ha dado a conocer un plan de gobierno, todo indica que apostará por la continuidad en materia de seguridad pero atenderá la situación económica y social que enfrentan los salvadoreños.

¨Quiero ver nuestro país como un país desarrollado y una población que sus necesidades básicas estén cubiertas (…). Lo que quiero ver al final de mi mandato es al menos un proceso de cambio irreversible, donde ya El Salvador esté en el camino al progreso y que no haya una forma fácil de detenerlo”, refirió Bukele en una conversación en vivo en su cuenta de X el pasado mes.

También dijo que apostará por una mayor construcción de viviendas debido al gran aumento de precios en el sector, lo cual, aseguró, era consecuencia del auge del turismo y el retorno de salvadoreños del exterior.

Expertos consultados coinciden en que la economía sería uno de los grandes retos para un segundo gobierno de Bukele en un país donde el precio de la canasta básica aumentó de manera considerable entre  2019 y  2023.

Aunque son notables las inversiones extranjeras, en especial de China, el presidente deberá insistir en mejorar el nivel de vida de la población, con hincapié en la infraestructura social.

Datos de la FAO indican que entre 2020 y 2022, más del 48 por ciento de los ciudadanos padecía inseguridad alimentaria.

  • Cubahora

 

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