Han transcurrido siete noviembres desde su partida física y, sin embargo, Fidel nos sigue habitando desde la sobrevida, con esa presencia inagotable que emana de su legado eterno e ineludible, y del recuerdo entrañable de quienes vivieron su tiempo.
Han transcurrido siete noviembres desde su partida física y, sin embargo, Fidel nos sigue habitando desde la sobrevida, con esa presencia inagotable que emana de su legado eterno e ineludible, y del recuerdo entrañable de quienes vivieron su tiempo.