12 de agosto de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

La solidaridad raigal con los oprimidos

El líder de la Revolución Cubana fue un permanente luchador contra el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo, apoyando la independencia de naciones y pueblos, en respeto a la autodeterminación. Un gran defensor de la paz

El líder de la Revolución Cubana fue un permanente luchador contra el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo, apoyando la independencia de naciones y pueblos, en respeto a la autodeterminación. Un gran defensor de la paz


De las gestas emancipatorias cubanas el joven Fidel Castro Ruz aprendió y aprehendió el internacionalismo. De Carlos Roloff, Henry Reeves, el prominente Generalísimo Máximo Gómez y hasta de las entrañables amistades extranjeras de José Martí bebió la fraternidad y el amor entre los pueblos. También lo nutrió estudiar el camino inverso de los hijos de piel negra que se sumaron a las filas del Ejército Libertador, ofrendando a la manigua saberes ancestrales y una sangre vuelta cubana a fuerza de cargas al machete. De los emigrados de la República española, combatientes contra el franquismo, tomó las anécdotas de compañerismo de la Brigada Internacional, donde Cuba estuvo representada, entre otros, por el comisario político comunista, caído en combate, Pablo de la Torriente Brau.

La vasta cultura y la personal sensibilidad hicieron que, durante los estudios de Derecho en la Universidad de La Habana, asumiera una postura vertical y de involucramiento en las luchas estudiantiles y políticas, no solo de Cuba, sino de Latinoamérica. La historia de nuestras identidades culturales e independentistas le dieron cuerpo a varias de sus acciones puntuales.

Escuela de hombre del mundo

El gran luchador antiapartheid Nelson Mandela siempre reconoció el papel de Fidel en la soberanía africana. / cubadebte.cu

En julio de 1947, Fidel formó parte de un contingente de 1 200 hombres decididos a derrocar al dictador de la República Dominicana, Rafael Leónidas Trujillo, con el objetivo de luego extender la lucha liberadora hacia otras regiones. Para la posteridad quedó como la Expedición de Cayo Confite. Y aunque el empeño no resultó en éxito, la filosofía militar asumida en esas horas la materializó, años más tarde, en los combates en la Sierra Maestra y hasta el triunfo de la Revolución cubana.

Otro suceso formativo de la vocación humanista tuvo su génesis en abril de 1948, mientras Fidel se encontraba en Bogotá, Colombia, participando en el Congreso Latinoamericano de Estudiantes, en coincidencia con la IX Conferencia Panamericana, célebre por adoptar la Carta de la Organización de Estados Americanos (OEA), un ariete contra la ulterior Cuba socialista.

Quien posteriormente se convirtió en nuestro Comandante en Jefe llegó a ser testigo presencial de “El Bogotazo”, el 9 de abril de 1948; en el libro de Katiuska Blanco Fidel Castro Ruz. Guerrillero del tiempo, en el capítulo 9, se recogen algunos de sus recuerdos: “Los estudiantes colombianos me pusieron en contacto con Jorge Eliécer Gaitán. Aquel día me llevaron a verlo y conversé con él. Encontré a una persona de mediana estatura, aindiado, inteligente, listo, amistoso. ¡Con qué amistad nos trató! ¡Con qué afecto! […] se interesó por el congreso y nos prometió clausurarlo en un acto multitudinario en el estadio de Cundinamarca. Era su propuesta. Habíamos conseguido el apoyo del líder más popular, un dirigente con gran simpatía, con gran carisma. Era un éxito colosal hasta entonces”. Pocas horas después el popular líder liberal fue asesinado, lo cual dejó en Fidel una honda impresión que ayudó a formar su reciedumbre ideológica. De aquella época le confiesa a la biógrafa: “Antes de ser marxista fui, en cierta forma, internacionalista y socialista utópico”.

Su exilio y estadía en México en 1955, tras el intento militar del asalto al Cuartel Moncada en 1953 y la excarcelación del Presidio Modelo de Isla de Pinos, acabaron de fraguar esas dotes de “amigo del mundo”. Allí los meses de los revolucionarios cubanos transcurrieron junto a gente maravillosa, entre las que despuntó el argentino Ernesto Guevara. En el libro Cien horas con Fidel, de Ignacio Ramonet, el Comandante en Jefe evoca: “Era de esas personas a quien todos le toman afecto inmediatamente, por su naturalidad, su sencillez, por su compañerismo, su originalidad, y por todas sus virtudes. […] Él sabía también que en nuestro movimiento había pequeña burguesía y había de todo; veía una revolución de liberación nacional, una revolución antimperialista, no veía todavía una revolución socialista, pero estaba feliz, y se suma rápido, se enrola de inmediato”.

Nace un nuevo tipo de diplomacia

El 29 de marzo de 1990 llegaron los primeros niños ucranianos afectados por la explosión de la planta nuclear de Chernóbil. Fidel los espera en el aeropuerto. Cuba fue el único país que atendió, gratuita y masivamente, a las víctimas de la catástrofe. / granma.cu

Tan temprano como el 26 de septiembre de 1960, el joven primer ministro Fidel Castro Ruz devino leyenda, sobre todo a partir del aspecto formal de su uniforme guerrillero verde olivo. Sin embargo, la comunidad internacional constataría la seriedad de la Revolución Cubana a la hora de analizar la realidad mundial a través de un gobernante sui generis, a nadie parecido.

En un discurso de cuatro horas, bien largo para la tribuna de la XV Asamblea General de la ONU, Fidel inauguró la diplomacia de la verdad de los pueblos: “La mano de los intereses colonialistas ha estado clara y evidente en el Congo y por lo tanto nuestra opinión es que se ha actuado mal, que se ha favorecido a los intereses colonialistas y que todos los hechos indican que el pueblo del Congo y la razón en el Congo están del lado del único líder, que se quedó allí defendiendo los intereses de su patria, y ese líder es Lumumba (Patricio) […] estamos, pues, al lado del pueblo argelino, como estamos al lado de los pueblos sometidos al coloniaje que quedan todavía en África y al lado de los negros discriminados de la Unión Sudafricana y estamos al lado de los pueblos que desean ser libres”.

Del lado de “esa África que se yergue aquí con líderes como Kwame Nkrumah y Sékou Touré, o esa África del mundo arábigo de Nasser, esa verdadera África, el continente oprimido, el continente explotado, el continente de donde surgieron millones de esclavos, esa África que tanto dolor lleva en su historia, con esa África tenemos un deber: preservarla del peligro de la destrucción, compensen en algo los demás pueblos, compensen en algo el occidente de lo mucho que ha hecho sufrir al África”.

Famosas son sus frases: “¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra! ¡Desaparezcan las colonias, desaparezca la explotación de los países por los monopolios, y entonces la humanidad habrá alcanzado una verdadera etapa de progreso!”.

Los anteriores pasajes de 1960 dejaban ver cuál sería la línea de hermandad de la Cuba socialista hacia otras naciones y cuál el grado de compromiso con las luchas de África, América Latina, Asia, o la pasión compartida todavía en 2025, a la altura del cumpleaños 99 de Fidel, gracias a la cual los médicos cubanos se siguen entregando dedicación a salvar vidas en el mundo, sin importar las actuales campañas difamatorias del imperialismo.

Año memorable: 1973

El 29 de marzo de 1990 llegaron los primeros niños ucranianos afectados por la explosión de la planta nuclear de Chernóbil. Fidel los espera en el aeropuerto. Cuba fue el único país que atendió, gratuita y masivamente, a las víctimas de la catástrofe. / granma.cu

A Fidel le caracteriza una impronta sincera, sin medias tintas, de magisterio marxista para saber explicar la verdad de las cosas, sin establecer compromisos mezquinos ni atemorizarse ante las amenazas y bravuconadas de los Estados Unidos (derrocados por nosotros en Girón). En 1973 Fidel fue vilipendiado con toda suerte de adjetivos desde el bando de la alta burguesía mundial; en cambio, las masas le vitoreaban y regalaban cadenas de flores. Ante él la indiferencia era imposible.

En ese contexto, el 2 de septiembre de ese año, realizó un histórico periplo por Guyana, Trinidad y Tobago, Canadá, Checoslovaquia, Guinea Conakry, India, Vietnam y Argelia. En esta última asiste a la IV Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (Mnoal) y fue designado por el presidente argelino Houari Boumediene como vicepresidente de la Conferencia. Al hablar con argumentos sólidos, el líder de la Revolución Cubana logra desmontar la tesis de los “dos imperialismos”.

He aquí algunas de sus lecciones: “Para nosotros el mundo se divide en países capitalistas y países socialistas, países imperialistas y países neocolonizados, países colonialistas y países colonizados, países reaccionarios y países progresistas; gobiernos, en fin, que apoyan al imperialismo, al colonialismo, al neocolonialismo y al racismo, y gobiernos que están en contra del imperialismo, el colonialismo, el neocolonialismo y el racismo. […] todo intento de enfrentar a los Países No Alineados con el campo socialista es profundamente contrarrevolucionario y beneficia única y exclusivamente a los intereses imperialistas. Inventar un falso enemigo solo puede tener un propósito, rehuir al enemigo verdadero”.

De igual manera, alza la voz en contra de la política agresiva de Israel en el Oriente Medio; contra el apartheid; por la libertad de Sudáfrica, las colonias portuguesas, Zimbabue, Namibia, el Sahara Occidental; la liberación de Vietnam, Puerto Rico; en respaldo al gobierno democrático del socialista chileno Salvador Allende. Y llama constantemente a la unidad.

Muchas batallas

En diciembre de 1994 hace Hugo Chávez su primer viaje a La Habana, dando paso a una amistad entrañable entre Cuba y Venezuela. / cubahora.cu

En el correr de la vida, Fidel se fue convirtiendo en un formidable intelectual y, ante todo, en un revolucionario ágil, enorme, solidario. Su dominio de la política internacional le permitió como a pocos distinguir las esencias de los procesos mundiales, guiándose por las herramientas del marxismo leninismo y también por lecturas sobre la cultura, la ciencia y la técnica, la historia universal…

Lector voraz y oyente abierto a nuevas ideas llegadas de todas partes (incluso desde la gente progresista y honesta de EE.UU.), el Comandante en Jefe deviene ser experimentado, muy identificado con la dignidad, la emancipación y la justicia social. Cuba acogió varias de esas citas, donde lució su pleno ingenio. En la Cumbre Sur, celebrada en La Habana en abril del año 2000, Fidel denunció el neoliberalismo, el “sálvese quien pueda” de la desigual competencia en el mercado mundial, siempre de la mano del imperialismo yanqui, ejecutor de intervenciones armadas, robo de recursos y desfachatez moral.

En esa oportunidad lució la misma valentía y llaneza: “Para el Grupo de los 77 la hora actual no puede ser de ruegos a los países desarrollados, ni de sumisión, derrotismo o divisiones internas, sino de rescate de nuestro espíritu de lucha, de la unidad y cohesión en torno a nuestras demandas. Qué hacer es lo que debemos discutir aquí. Nosotros en Cuba decimos: ‘¡Patria o muerte!’ En esta conferencia cumbre del Tercer Mundo nos correspondería decir: ¡O nos unimos y cooperamos estrechamente, o nos espera la muerte!”.

La obra práctica de la Revolución Cubana comenzó en el mismo momento en que Fidel abrazó el postulado martiano de “con los pobres de la Tierra”. De vivir esta época de ira honda por el genocidio en Gaza, habría denunciado vehementemente al sionismo y a la connivencia yanqui en preclaras Reflexiones.

  • María Victoria Valdés/ Bohemia

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