Cuando un minuto vale mucho

El chasquido constante de los martillos y el ruido singular de las pistolas de soldar dieron la bienvenida a los reporteros en medio del trasiego de decenas de operarios que visten overoles azules en la termoeléctrica Antonio Guiteras.

Jorge Sánchez, o «Chaflán», como le llaman sus compañeros, se movía ágilmente por el interior de la planta. Varias veces en la jornada cubrió el camino de acceso a la caldera, elemento fundamental de la unidad térmica.

A pesar de sus 71 años de edad, todavía es capaz de asumir los duros trabajos que suponen solucionar las fisuras en esa área, sobre todo en los calentadores de aire.

Eso es lo más difícil en un mantenimiento como el realizado en la CTE, dijo, y argumentó que se requirieron operaciones de izaje, y fue necesario revisar la totalidad de los cestos para sustituir aquellos ya inservibles.

Admitió que uno de los mayores desafíos siempre es acceder al domo de la caldera a través de una superficie metálica en forma de tejido. Un lugar, además, donde es posible reconocer a simple vista el efecto de la corrosión.

Y hubo oportunidad de comprobarlo. Para subir hay que tomar una empinada escalera, incómoda y hasta peligrosa, compuesta por varios tramos y de más de 600 peldaños hasta cubrir los 40 metros de altura. Pero este inconveniente a él y a otros muchos parecía tenerlos sin cuidado. Confiaban en la destreza que le otorgan los años de experiencia en el oficio.

Al frente de cuatro brigadas procedentes de la termoeléctrica Lidio Ramón Pérez, de Felton, Chaflán y su gente integraron una fuerza superior a los 200 operarios de cuatro provincias que apoyaron en el mantenimiento a la Guiteras para que pudiera, finalmente, sincronizar con el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) a las 11:35 p.m. del domingo reciente.

Si todavía nuestras unidades están en pie, es gracias a la inteligencia y el compromiso de los trabajadores del sector, a quienes también agobian los apagones, le escuchamos decir al director general de la Guiteras, el ingeniero Rubén Campos Olmos.

Al referirse a las razones que determinaron la inaplazable parada, Campos comentó que debido a su funcionamiento, la unidad ha ido acumulando algunos problemas, y que esta vez se localizaron fallas en dos puntos, además del ensuciamiento y el percance en el recalentador de alta temperatura.

Comentó que por los quemadores de la caldera han pasado, ya en estos años, varios millones de toneladas de crudo, combustible con alto porciento de azufre, que como es natural deja sus efectos.

En estas circunstancias tan complejas con la generación, un minuto que se ganase valía mucho, manifestó convencido de la importancia de restañar los desperfectos en el menor tiempo posible. «Por eso tuvimos cinco frentes trabajando las 24 horas».

Además de las operaciones de soldadura, significó que acometieron infinidad de acciones recuperativas, además de la limpieza de los ceniceros, del condensador y de los residuos adheridos a los tubos.

Un alivio esperanzador se le dibujó en el rostro, cuando afirmó que para conducir al propósito de poner la unidad en línea nuevamente, muchos operarios preparados y de vasta experiencia ofrecieron su aporte en la planta.

Son los casos de Elena y Aymée, especialistas de calidad; los integrantes de la Empresa de Mantenimientos a Centrales Eléctricas que laboraron en la llamada cámara muerta de la caldera; los que realizaron trabajos preventivos como los de empaquetadura, y los expertos del laboratorio de combustión de Cienfuegos, entre otros muchos, algunos de ellos con la misión de laborar al interior de la caldera.

Allí todo resulta complicado, y como el espacio es tan limitado fue preciso trabajar acostados o agachados, aseguró Gilme Lago, jefe de brigada. Además de la incomodidad y el peligro, los hombres se exponen al calor, a los gases y a las altas temperaturas, expresó.

Y los describió: «Que nadie lo dude, son gente muy profesional e intrépida que labora en condiciones adversas para mantener en activo nuestras unidades y atenuar, un poco, la crítica situación que tenemos con la generación de electricidad».

• Ventura de Jesús/ Granma