De Rojo a Gitano

“Todo realmente surgió como una descarga teatral para disfrutar los actores. En un inicio, esto fue lo que teníamos pensado, hacer una función para nosotros mismos, aunque en realidad, yo no lo llamaría ni función, sin embargo, al visitar a Mauricio Cifuentes Nodarse, quien fuera profesor mío cuando estudiaba en el IPVCE Carlos Marx conversamos sobre la posibilidad de realizar este performance en su casa, teniendo en cuenta las características coloniales y acogedoras de la misma.

“Fue allí donde estrenamos y cerramos nuestra primera descarga teatral ‘Soñar no cuesta nada’”.

Anthony Bernal Ruesca es actualmente una de las inteligencias artísticas a cargo de un proyecto que surgió como disfrute personal y se convirtió en promotor del arte teatral en los adolescentes y jóvenes matanceros, El Trébol Gitano.

“La mayoría de los integrantes de este proyecto nos conocimos a partir del Taller de Actuación “Alas de Teatro” de teatro Icarón, dirigido por la excelentísima actriz Miriam Muñoz Benítez. La profe me dio la oportunidad de dirigir en aquel entonces y desde ahí me convertí en esa figura que ordena y encausa el trabajo. No obstante, no lo hago solo, Jorge Ernesto de la Cal Hoyos, actor profesional, me ayuda muchísimo y también es parte de esta locura.

“En un primer momento, llevé a los muchachos a la escena para pensar en la mejor forma de aprovechar el espacio. Desde que llegamos, comenzamos a idear y a realizar una búsqueda teatral, surgieron textos, propios algunos, y otros de autores ya reconocidos y se fueron incorporando cada vez más personas a la idea.

“Todo esto llevó a la función a eso que René Fernández Santana, Premio Nacional de Teatro y director del teatro Papalote, denominó como una procesión teatral, porque cada día explorábamos sensaciones distintas y en base a ellas mejorábamos. Es prácticamente imposible para esta generación no soñar y fue precisamente por eso que nombramos así al espectáculo”.

Ángel Feria Sao es uno de los actores que acompaña a Anthony desde los inicios del Trébol, cuando este era Rojo y no Gitano.

“Conozco a Anthony de la vida, pues compartimos intereses por el teatro, un día me invita a una descarga teatral en la residencia de Mauricio Cifuentes Nodarse y luego de la presentación formal pasamos a la primera habitación

“Caminar esa hermosa casa colonial del siglo XIX fue maravilloso , las paredes llenas de obras de arte surrealistas y de hermosos colores hacían que nos enamoráramos cada vez más del inmueble. Viendo cada habitación llovieron muchísimas ideas. Así nació Soñar no cuesta nada.

“La puesta se montó en tres semanas y fue creada colectivamente. Los vestuarios fueron hechos de retazos de telas, de ropa que tenía guardada Mauricio de su tatarabuela, de camisas y pantalones que teníamos en casa y así.

“Comenzamos los ensayos, buscamos los mejores lugares de la residencia y posteriomente nacieron los movimientos y las pautas que función tras función marcaron la puesta hasta que esta, de alguna manera, se mantuvo parecida en cada espectáculo. Fuimos felices durante ese proceso creativo.

“Soñar no cuesta nada fue creciendo y madurando. Con ella buscabamos la manera de crear un espacio para ese talento joven, ansioso por enfrentarse al público eufórico.

“Comentarios como: ‘esto está genial; ya estaba cansado/a de lo mismo; no dejen de existir; me divierto mucho acá; La Habana me queda muy lejos y allá es donde único he visto algo parecido a lo que encuentro aquí; me encanta que mí Matanzas esté despertando de ese sueño tan profundo; los jóvenes como nosotros necesitamos un lugar de esparcimiento y este es nuestro templo’, me llenaban de gratificación y orgullo”.

Nathaly Arencibia, actriz del Trébol Gitano, cometa que luego de “Autopsia en el Paraíso”, obra puesta en escena durante los talleres teatrales de la maestra Miriam Muñoz Benítez, quedó con ganas de hacer más teatro y se sumó a la causa de Bernal Ruesca.

“Soñar no cuesta nada es un recorrido por el mundo onírico de los cubanos. En ella se tocan temas cotidianos, probablemente vivenciados por cualquier individuo. Las historias van entrelazadas desde la niñez hasta la adultez y en mi caso, la obra se volvió todo un reto.

“Al principio esta idea de teatro experimental fue fuerte para mí. Tenemos la costumbre de visitar un local en el que llegamos y nos sentamos a ver un espectáculo. Este no era el caso de Soñar, allí tenía el público la tarea de caminar toda la casa y ser ellos los que nos encontraban en cada una de las habitaciones. Las emociones, en este caso, son mucho más fuertes. El actor y el público tienen una relación más real, debido a la cercanía que existe entre ellos.

“Tuvimos varios contratiempos mientras hacíamos la puesta pues no teníamos audio propio y la situación de la electricidad fue también algo que nos hizo pasar varios sustos. Sin embargo, el compañerismo, la amistad y el trabajo duro pudieron con todo.

“Personalmente, el teatro me ha curado, con los talleres de Miriam comencé a ver la vida de una manera diferente. Ahora siempre espero regresar y hacer cada día más cosas lindas. Es mágico.

“Actualmente pasamos de ser el Trébol Rojo al Gitano, ya que nos estaremos moviendo por toda la ciudad. En bares, cafés o la calle, nos encontrarán muy pronto. Tenemos muchos planes. Cosas muy lindas para todos”.