24 de enero de 2025

Radio 26 – Matanzas, Cuba

Emisora provincial de Matanzas, Cuba, La Radio de tu Corazón

Gaudencio Rodríguez Santana: “Yo sigo poetizando el mundo”

“La pena se va… En mi casa/ vuelve a llover, a llover./ El tiempo quiere correr/ y/  la soledad me abraza” (Fragmento del poema Última carta) 

El poeta Gaudencio Rodríguez Santana se reconoce por la profundidad de su pensamiento, abierto en ráfagas a los lectores, cuando se interiorizan los versos y se sienten más cercanos en su palpitar lírico: la zozobra, la angustia y a la vez, el soplo poderoso del amor hacia su entorno y seres queridos.

La entrevista deviene necesidad al escuchar sus poemas en diversos eventos de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y del Centro provincial del Libro y la Literatura; se incrementa mi interés,  pues conozco de sus creaciones desde hace muchos años, cuando era un joven impetuoso.

La pena se va… En mi casa/ vuelve a llover, a llover./ El tiempo quiere correr/ y

 la soledad me abraza”

(Fragmento del poema Última carta) 

¿Cómo aprecia la evolución de su escritura desde los años iniciales hasta el presente?

“Cuando comencé creo que metaforizaba demasiado, que me enredaba un poco con lo que decía. Era un poco verboso, si se quiere. No obstante, siento que he ido siguiendo una línea formal, de lenguaje, con sus volutas, sus alambicamientos, sus palos de ciego. Todo evoluciona y de todo se aprende. No me permito estar conforme con el nivel de lenguaje, las circunstancias. Si al principio me explayaba en grandes tiradas de 60 o 70 versos, ahora sigo las tiradas, pero con lo preciso.

“Mi poesía ha ido adquiriendo precisión, el encuentro con lo exacto. Los años me enseñan, también los dolores. Mi tiempo ante el papel se ha reducido mucho por un trabajo ajeno totalmente a la poesía y me tengo que enfrentar a él, como Sísifo ante la roca en el abismo. Por eso tal vez mi búsqueda de la exactitud, propia de la madurez, pienso yo. Mi evolución creo es hacia arriba. Aunque pienso que, y lo reafirmo, el poemario Economía Nacional marque un después de.

“Luego he conocido otras lecturas más contemporáneas: árabes, chinos, europeos, asiáticos… He descubierto para mí una poesía tan diversa, con nombres que no estaban. Y he releído otros nombres conocidos para hallar otras maneras. De aquellos autores tutelares de mi juventud algunos se pierden y otros reaparecen. Y de los negados, ciertas relecturas me ofrecen cosas nuevas. Así mi poesía. Hay más detenimiento, concentración. (Advierto: concentrarse no es escribir un haikú, sino lo necesario).

“¿Qué sabía de Estonia, Azerbaiyán, Serbia, Macedonia del Norte, Bangladesh, las culturas minoritarias de la India, la Mongolia actual, Japón, más allá de las tecnologías y la sofisticación modernas? ¿Qué aparecía de Perú más acá de Vallejo o Eduardo Chirinos? ¿Qué conocíamos más reciente de Uruguay, Chile, Argentina, Colombia, Brasil, México, Centroamérica, a no ser ahora que vivimos dentro del móvil? Y en lo tocante a otros saberes, me fueron y me van impregnando».

De sus libros, ¿cuáles le son más queridos los juveniles o los exponentes de su madurez? 

“Le atribuyen a Martí decir que un hombre debía lograr en la vida un árbol, un hijo y un libro. Para mi los hijos, tengo uno de 32 años llamado David, y los libros, se quieren por igual. Pero debemos reconocer que el libro, como parte de cierta artesanía con las palabras, va naciendo con una evolución.

“De aquellos primeros libros se puede descubrir el designio de lo que promete. En la madurez la promesa se cumplió o no. Pero yo no tengo ni puedo precisar qué etapa preferir. Y no porque me sienta satisfecho. Es porque precisamente siento una inseguridad enfermiza más allá del libro impreso. Y como se carece de una crítica de poesía seria en Cuba, y soy, como muchos, muy mal o siquiera atendido por ella, la autocrítica férrea a la que me someto me obliga a decir que el libro preferido, la etapa preferida, es todas y ninguna, respuesta por demás salomónica.

“Es que hay algo en cada libro. Accidentes me llevó a la décima, a adorarla, y aunque la hice, ya no la visito tanto. El Gran Padre me enseñó a desarrollar el poema. Economía nacional es un punto de concentración, una manera diferente de ver la poesía y el hecho poético. De lo que viene aún no sé qué te diga. En cuanto a la crítica y yo, en 2023 el evento de Ediciones Aldabón dio pie a que se presentaran tres interesantes trabajos sobre mi obra por Alfredo Zaldívar, Derbys Domínguez y Pablo G. Lleonart.

“Algo de mi obra saldrá y algo está en ciernes. (El árbol que sembré, por cierto, era un aguacatero que ya grande tumbó un huracán.)»

¿Sigue signando su poesía la temática del reconocido libro Economía nacional o incursiona en otros sentimientos que envuelven su presente? 

“En un momento de mi vida, entrando el siglo XXI, comencé a escribir algún poema alrededor del entorno donde había nacido. Por aquella época residía en Matanzas con mi hermano y de ahí aparece una preocupación: comenzaba el cierre de la industria azucarera y España Republicana fue cerrado. Surge el poema Economía nacional. Diversas circunstancias luego me llevan a regresar a mi terruño y entre chistes y dolores aparecen poco a poco los poemas del libro. ¿Es mi única preocupación? No. La frase sin azúcar no hay país me pesó mucho, pero el mismo libro usa el tema de esa desolación para otros asuntos.

“Un cierre de un central implica otras pérdidas de cosas que siempre han estado ahí; pero fue la economía nacional, -mira el detalle-, la que me llevó a conformar el texto.

“Hablo en toda mi poesía de lo cotidiano, de otras pérdidas, del amor, de la familia. Eso está en todos mis libros; desde la plaquette De cabeza sobre el mundo hasta los proyectos y lo que brota, no sé cuándo,  unos y otros,  ya casi. Tal vez alguien buscó el paralelo con La zafra,  de Agustín Acosta.  Mi coterráneo se centró en sólo un asunto, en la época de las vanguardias históricas, –libro por cierto que lleva una lectura más profunda.

Economía…, aunque muestre un suceso duro para la economía y la sociedad, busca además otras aristas, como toda mi poesía. Y en cuanto a Después de, creo será difícil, o lo será continuar de algún modo. Nada ha cambiado, incluso está más profundo en las preocupaciones.

“Marliz está presente. Mi familia está presente. Mi hijo está presente. La atemporalidad de los dolores está presente. El amor está presente. Mis vecinos y sus circunstancias, los amigos, su obra, todo, están presentes.”

Se ha mantenido enraizado al batey del antiguo central España Republicana, ¿qué lo ata, qué motivos o quiénes no le dejan escapar de ese lugar?

“En La callada molienda, el libro de testimonio de Maylan Álvarez, hablé de un eterno tiempo muerto, luego del cierre del central. La vida aquí, en España, la mía, ha sido muy difícil.  Más que un lugar físico, es una metáfora dolorosa, corporeizada de todo lo que acontece en esta época, todo lo malo.

“El hecho mismo de haber vivido buena parte de mi vida para la poesía, en lugares donde me reunía con escritores, artistas, con personas de la vida, digamos espiritual, podría ser un acicate para irme. Vivir un tiempo en Matanzas, fundar Ediciones Aldabón, muchos hechos, no me sembraron a la ciudad. Y tampoco ha habido algo más que me aleje de España.

“Por otra parte, todo me ata al pueblito: amor, familia, circunstancias. ¿Que no he querido partir? Sí, en muchas ocasiones uno pensó en esa posibilidad. Me encuentro, sin embargo, aquí con mi madre, a quien no podemos olvidar, porque la edad y la circunstancia de la salud la mantienen muy cerca. En España está la familia, o al menos una parte. Y está Marliz, el amor, alguien que me inunda por dentro, que me llena. Otras circunstancias me llevarían a no ser agradecido.

“La universalidad se encuentra en lo particular. Aquí hay un mundo complejo. Hay una galaxia. Cierto que no están los grandes amigos, pero están muchas cosas. ¿Si me voy encuentro todo eso en algún otro lado? Tal vez. Me ata a España Republicana su poesía del desastre, sus anhelos, sus dolores, sus pérdidas, sus roturas, sus suciedades y las ceibas. (Estoy escribiendo una novela que tentativamente se titula La consagración de las ceibas.)

“¡Ah!, no vivo en un poema bucólico o en una égloga. Vivo en una tragedia o en una elegía.”

Ante su evidente apego a esa tierra periqueña, le  pregunto al poeta ¿en qué consiste el proyecto Burén y cómo repercute el territorio?

“Digo en broma a los amigos que Burén es Economía nacional II. Pero el poeta que hizo ese libro es otro. El poeta de Burén ha aprendido, ha traspasado etapas. Se ha dolido más. Lo han dejado solo casi. No es al pie de la letra una continuidad.

“Si en Economía… las circunstancias llevaron a aquel libro, ahora otros contextos nuevos me llevan a profundizar, a revelar y rebelarme. El país es otro y me duele más. Los hombres son otros, muchos se alejan y por eso relleno el vacío de la O en el último poema.  Las vacas son asesinadas literalmente. La adulación y el oportunismo contaminan la fe.

 “Burén es un dolor mayor, una imagen a mi modo de ver más descarnada. No sería posible sin la expiación de aquel texto. Soy más elegíaco, más dolido si se quiere; aunque el lector debe tener una opinión y la mía está lastrada.

“El crítico Lincoln Capote me dijo que era más reflexivo; o sea, lo que él conocía del cuaderno, y es verdad. Burén me llevó a fotografiar esas reflexiones y nació mi ingreso a la fotografía.  Es más Cuba, aunque lo haya escrito en mi central España. Y tomar como título esa suerte de hornilla con la que los pueblos originarios cubanos cocían el casabe, me lleva a adentrarme en mi ser cubano.

“Es innegable que hay mucho también del terruño. ¿No es universal lo particular? Lo escrito se desata en una homilía del dolor, del controvertido y vacilante tiempo actual, de la promesa incumplida y la riqueza robada, de los campos incultos, del país hecho añicos y de nosotros en medio del dolor. Casi en algún momento tendremos que volver al casabe. Si ya hasta le agregan yuca a la masa del pan.”

Sufrir físicamente aparece como un reflejo en su mirada, en su andar, en sus versos, ¿se siente disminuido o es un acicate para su crecimiento espiritual?

“En la UNEAC, en una cola para el ron, pedí mi preferencia como discapacitado. Israel Domínguez, hombre sabio en su ciencia, me advirtió que no me tirara esa mala letra encima. Hace poco, el 17 de diciembre de 2024, –¡mira qué fecha para hacerlo!–, me sentí parte de una burla por mi discapacidad. Hay una historia muy breve: el 19 de julio de 2015, después de un día anterior maravilloso en Matanzas, tomé un camión para ir a trabajar y al bajarme me caí y se fracturó en cuatro pedazos el hueso del fémur a la altura de la cadera.

“La única disminución que he sentido es física. Lo del ron en la UNEAC era la broma con los amigos para llegar primero al gustado trago. De mi convalecencia surgió un largo poema titulado Monólogo de la paciencia,  que escribí durante todo el tiempo.

“Físicamente me duele, sí, pero por lo demás soy persona normal, intelectual lleno de preocupaciones. ¿Que tiene cierta elegancia o misterio andar con bastón? Es un plus. Cojo era Lord Byron. Cervantes perdió en combate el movimiento de la mano izquierda. Van Gogh se quedó sordo, igual que Beethoven.

“Mi accidente es un suceso en la trama de mi vida; y si ellos escribieron, pintaron o compusieron música, yo sigo poetizando el mundo. Que  tiene un toque…, bueno. Cuando hay dolor físico a veces no puedo fingir la sonrisa y no me gusta empastillarme por algo que no tiene solución. Ya se irá.

“Algo ha salido en mis versos, como ese largo poema de 760 líneas. (Busco editorial, por cierto.) Lo que me molesta es la desidia ante mí y otros discapacitados como yo. No es una ventaja, es una desventaja, una limitante física y no aceptar ayudarnos o burlarse de nosotros es una canallada.

“Como persona, como poeta y como hombre de la cultura, es sólo una fecha. Y permitirme lecturas mayúsculas por el tiempo libre que tuve. De quienes se burlaron, releer mi poema y dar a conocer un fragmento fue suficiente. La poesía es omnívora, se alimenta de todo. Y está incluso por encima de un dolor de caderas.”

¿Qué podemos esperar los lectores y amantes de la cultura de sus nuevos proyectos literarios?

“En mi perfil de Facebook la imagen de mi mano derecha ofrece una clave: escribo a mano, con el dolor de mi mano. Por otro lado, si me permitieran hacerlo así, pondría que mi ciudadanía es poeta, que vivo en la poesía, con los pies en la tierra, carencias, luchas mundanas.

“En donde vivo hay un loco. Digo que es un poeta de una sutileza áspera y sobrecogedora. Creo que debo emular con él, aprender de él primeramente. De algún modo mis proyectos van desde el libro próximo a salir, Burén, hasta otro en proceso de organización titulado Habitante de Etruria, un libro en ciernes.

“Estoy con una novela entre manos, casi lejos de las manos por mi trabajo a lo Sísifo. Muchos proyectos han quedado en eso. La vida me los tronchó, las burocracias laborales, la fatalidad de no poder acceder a tiempo y espacio, bibliografías, la rotura de la computadora, de lo que nunca me he repuesto.

Burén saldrá en ocasión del aniversario de Ediciones Vigía. Tiene un diseño de Marialva Ríos cargado de signos. Espero le guste a la gente. Publiqué en el 2024 en Argentina Discurso del caballo, por Ediciones A Capela. Me robé el título de un proyecto que ahora es Habitante de Etruria. Con los libros anteriores sería una trilogía. Es un texto en proceso aún.

“Y de la novela algo escribo y algo estudio, porque está alrededor de la fundación de mi España, por Julián de Zulueta y Amondo y cierra en los hechos relacionados con el Cristo Obrero, una magnífica pieza de Agustín Drake, pagada por trabajadores luego del milagro de no producirse un atentado con bomba en 1960 en el central. Está contada desde las fechas posibles de aparición de las ceibas.

“Quería estudiar casos interesantes de narradores del siglo XX hispanoamericano que tengo decididos, pero necesito una buena beca. Me gustaría traducir, pero respeto ese oficio. (Tal vez lo haga, pues tengo una deuda con un amigo brasileño.) Y seguir escribiendo y opinando sobre arte y literatura.

“Y seguir como Sísifo, empujando la piedra hasta la cima de la montaña, al borde del abismo. Es lo que me queda.”

Hay mucha fuerza espiritual en este poeta que ha ampliado sus motivaciones hacia la narrativa y el ensayo. No creo que ninguna caída de la mitológica piedra detenga su afán de elevar su talento hasta el infinito, una y otra vez.

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