La cultura en tiempos de precariedad, ¿problema o solución? (I)

Por Jessica Mesa Duarte
Hace tiempo me ronda en la cabeza una polémica que ha movido las opiniones populares, incluso antes de que el aglomerado pasacalle de los Tambores de Bejucal, en el mes de julio último, concentrara más personas en Matanzas que cualquier otra convocatoria y suscitara con eso las más diversas valoraciones en pos y en contra.
He leído y escuchado puntos de vista distintos sobre lo pertinente o no de programar y celebrar actividades culturales diversas, en medio de los procesos telúricos que día a día nos remueven la vida a los cubanos.
“Lo que pasa es que el ser humano es muy diverso y eso no está mal. Eso está bien porque la diversidad nos enriquece como sociedad. Nosotros podemos mirar en una misma dirección, incluso observar el mismo objeto; sin embargo, todo el mundo lo va recibir de manera diferente.
“Eso no desautoriza a nadie, eso no dice que alguien esté equivocado. Eso significa que hay diferentes maneras de interpretar una misma realidad porque como artistas, como seres humanos, todos tenemos diferentes maneras de canalizar nuestras alegrías, tristezas, emociones, realidades”, considera Yaudel Rodríguez Vento, locutor y director de programas radiales, director de la emisora Radio Unión.
Las opiniones de la población al respecto son tan variadas como personas existen: a veces condenan la realización de acciones culturales del tipo que sean, mientras que otros abogan por aumentar las propuestas artísticas.
Son válidas ambas posiciones: hay quienes lo critican porque su realización, supuestamente, viene aparejada a una mayor complejidad energética o porque, manifiestan, no existen motivos para celebrar; sin embargo, la mayoría de las veces los organizadores recurren a sus propios equipos en pos de asegurar los necesarios recursos para la realización de la actividad, además de que no realizarla o suspenderla no disminuirá el déficit ni asegurará que haya más servicio eléctrico en casa.
Consulte además: https://www.radio26.cu/noticias-de-matanzas/cultura/la-indispensable-luz-del-arte-en-tiempos-de-apagones/
Y le pregunto, ¿deberíamos sucumbir ante el silencio, negarnos ese pequeño momento de escape, conformarnos con ver languidecer nuestro espíritu por una realidad objetiva que no podemos cambiar, sin al menos intentar avivarlo con música, con pintura, con una película?
“Yo sí creo que nosotros no podemos poner en pausa las pocas alegrías que nos podamos regalar, en medio de tantas carencias, mientras la crisis continúa. Hay quien no está de acuerdo con que haya más conciertos, que no quieren que haya otro tipo de distracciones.
“Sé que todo está muy complicado, que todo está muy difícil pero, ¿qué hacemos? ¿Nos sentamos a llorar mientras la crisis avanza, hasta ver si se resuelven nuestros problemas? ¿Se resolverán nuestros problemas si dejamos de asistir a conciertos, si no hacemos más fiestas?
“Entonces no encuentro bien cancelar sonrisas ni cualquier forma de expresión artística mientras la crisis continúa porque la gente sigue viva y el arte puede ayudar a sanar. Es una ventana abierta, es una luz en medio del apagón. Es también una puerta de escape que pueda aliviar nuestros muchos temores, nuestras muchas ansiedades y nuestras muchas dificultades que nadie las niegas porque cantar bajo la tormenta no es negar que llueve”, agregó Rodríguez Vento.
Lejos estoy de intentar imponer mis consideraciones. Usted que me escucha es totalmente libre de sentirse y actuar de acuerdo a sus experiencias, criterios y contexto y sus apreciaciones son completamente legítimas también.
Por otra parte, es responsabilidad de las direcciones de Cultura, las instituciones culturales y los artistas mantener una programación sistemática, de calidad, destinada a quienes decidan salir del asfixiante contexto cotidiano a encontrar la paz y la satisfacción que solo la cultura proporciona.
“La cultura es ese hilo que transversaliza y que te educa, que te llena, que te atrae y que te da esa paz y alegría y esa ideología para enfrentar los buenos y los malos tiempos. No hay sociedad sin una cultura posible y no hay un desarrollo cultural posible sin tener educada nuestra población. No podemos dejar perder ese desarrollo cultural”, sostiene Noslén González Sosa, Subdirector provincial de Cultura en Matanzas
Eso forma parte de sus diarias labores y, aún más, para un artista su trabajo: desarrollar o mostrar su arte no es solo la manera de solventar algunos de sus gastos y los de su familia, sino que representan, y lo digo con conocimiento de causa, una necesidad.
“En tiempos en los que todo cuesta y el alma también se cansa de resistir, seguimos algunos pocos haciendo música. No es porque sea fácil ni porque proporcione riquezas ni seguridad, al contrario; lo hacemos porque es una de las cosas que no nos han podido arrebatar y crear arte hoy es un acto de fe.
“Así cuando tocamos música de concierto en medio del ruido o la silenciosa oscuridad que nos está circundando, es casi un susurro de resistencia y una prueba más de resiliencia.
“Aunque las salas estén vacías, aunque no haya recursos, vamos a seguir tocando, haciendo música de concierto, regalando arte para los que nos escuchan, para quienes aún sienten y por los que tenemos esperanza que vendrán, porque el arte no es un lujo, es una necesidad y mientras tengamos aliento vamos a seguir soplando vida a través de nuestros instrumentos porque en cada sonido va un pedazo de esperanza”, expresó Dairon Jiménez Tamayo, trombonista y director de Atenas Brass Enssemble.
“Como artista, viendo todo lo que estamos viviendo, me parece que la solución no es obviar el arte ni dejar de hacerlo. Para nosotros los artistas, el arte siempre va a ser una necesidad. A través de la música es que yo puedo expresar todo lo que siento, lo que tengo adentro. El arte es como mi vía de escape, es lo que me saca un poco de los problemas, de toda la necesidad.
“Para nosotros no es solo un disfrute, cuando el público está disfrutando nosotros estamos trabajando. Para muchos artistas el arte es además su sostén económico y el de su familia. Entonces, si dejamos de trabajar, ¿cómo sostenemos a la familia?”, argumenta Alexander Guerra, músico, director de la orquesta De Nuevo Son.
“Yo creo que el arte salva a todos los que leen, a los que son espectadores de un espectáculo musical, teatral, observadores de una pieza escultórica y hay un placer inigualable en eso, aunque haya algunos piensan que tal vez no lo necesitan.
“El arte social necesita del intercambio, del diálogo con el otro. Por muy individual que uno trabaje, si uno es un escritor, si es pintor, al final el resultado de todo eso se dirige al público y ahí es cuando cumple su misión social, artística.
“Esta es una época de auge de la banalización y la inconsecuencia; por lo que el arte verdadero, auténtico se vuelve aún más importante pues propicia emociones, despierta, aspectos cognitivos, psicológicos, estéticos, sociales y éticos”, amplía el dramaturgo, crítico teatral y escritor Ulises Rodríguez Febles, director de la Casa de la Memoria Escénica.
La realización de estas actividades que buscan como únicos beneficios el disfrute del público, la realización personal del artista y propiciar momentos de alegría, reflexión, denuncia o emoción, en medio de los no pocos problemas cotidianos, merece respeto.
“Cuba es música, Cuba es un cultura. Un pueblo sin cultura y sin música no es nada y yo creo que el pueblo en general sí agradece que se ofrezca cultura. Esa minoría lo que hace es anular cualquier tipo de esperanza, de alegría, cierran la ventana que existe sofocar la situación actual.
“La música trae precisamente todo eso a cambio: alegría esperanza, válvula de escape, desconectar de los problemas”, valora Alain Pérez, músico, compositor, productor y arreglista cubano.
Conste que me refiero, por ejemplo, a conciertos, inauguración de exposiciones de artes visuales, presentaciones de libros, espectáculos escénicos, proyecciones cinematográficas y no a eventos multitudinarios cuyo costo podría sobrepasar los beneficios económicos que reporte.
No, a mí tampoco me gustan los apagones, los sufro, les dedico mis más oscuros pensamientos; sin embargo, si de todos modos apagarán mi circuito y no será este un asunto de rápida solución, prefiero asistir a una cita que, lejos de provocarme ira o insatisfacción, consolará mis desasosiegos cotidianos. “Me parece que no se trata de dejar de hacer arte sino de buscar la vía y los recursos para en estos tiempos poder llevar adelante nuestro arte.
«Vivimos un tiempo bastante difícil durante la Covid y en esos dos años se buscaron alternativas para que los artistas no dejaran de crear. Si pudimos sobreponernos a ese tiempo que fue bastante fuerte y muy delicado, en estos tiempos podemos hacer lo mismo: buscar las opciones, buscar la salida sin afectar a nadie.
“Sé que a veces se puede pensar de un modo diferente. Lo que tratamos es que las personas sientan lo mismo que sentimos nosotros y que vean el arte y lo que hacemos como una vía de escape a los problemas que puedan tener también”, concluyó Alexander.
La cultura lejos de ser un lujo, es un pilar estratégico para el futuro de Cuba. Es cohesión social, es economía posible, es identidad viva.