Titulada «Del lado de Don Quijote», la declaración del prestigioso centro cultural cubano proclama su repudio al documento “La literatura, siempre del lado de la libertad y de la democracia”.
El texto demanda “la instauración de la democracia y el respeto a los derechos humanos en aquellos países donde los regímenes totalitarios han dejado un rastro de muerte, cárcel, despojo, confiscaciones y destierro».
Parecería un reclamo totalmente justo, si no fuera porque pronto queda claro que se refiere “a la tierra de Rubén Darío, Dulce María Loynaz, Miguel Ángel Asturias y Rómulo Gallegos», advierte la institución capitalina.
Casa de las Américas llama la atención sobre el evidente interés de los autores por sumarse a la campaña de la prensa hegemónica contra todo aquel que en Latinoamérica se niega a aceptar los dictados de Washington y la vigencia de la bicentenaria Doctrina Monroe.
Considera motivo de vergüenza ajena que quienes consideran “la palabra como sagrado derecho” la utilicen para sumarse al hostigamiento y justificar así las sanciones que padecen algunos de los países aludidos, sus pueblos y, como parte de ellos, también sus escritores.
La denuncia de La Habana apunta a que quienes defienden el manifiesto, que tuvo como plataforma de lanzamiento «tristemente» el evento español, se alian a los poderosos de este mundo.
Subraya que los firmantes del libelo, aunque sea indirectamente, ponen su palabra al servicio de quienes intentan aplastar cualquier proceso emancipador en América Latina y se ubican muy lejos del Don Quijote que es paladín de la libertad, la justicia y las utopías.
«No fue casual que en Cuba el primer título publicado por la Imprenta Nacional, fundada tres meses después del triunfo de la Revolución, fuera precisamente El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Al lado de ese símbolo nos mantenemos», concluye la proclama cubana.