Teatro de Las Estaciones entre clásicos y estrenos

“Entre los aspectos significativos que tiene Teatro de Las Estaciones resalta la sostenibilidad de la calidad de un repertorio basado en indagaciones, búsquedas, en conexiones del mundo titiritero, tanto con autores, con estéticas, con los diferentes universos que el teatro de títeres propone.

“También me parece significativo que han logrado mantener el repertorio histórico como parte de su repertorio activo”, valora Ulises Rodríguez Febles, dramaturgo, escritor, investigador y crítico de arte.

Y es que el repertorio de la agrupación yumurina, dueña de 17 Premios Villanueva de la Crítica Teatral, mantiene tal vitalidad que, sin renunciar a los estrenos, los espectáculos iniciáticos vuelven siempre al escenario, ofreciendo la oportunidad de disfrutar o redescubrir obras de los últimos 30 años.

Así ocurre con Historia de burros, entre las piezas teatrales más representadas del Maestro René Fernández Santana, luego de su estreno en 1994.

“El unipersonal es un subtexto dentro El poeta y Platero. Hace 30 años me tocó representar su estreno en Suecia. A partir de ahí ha corrido mucho. Hay versiones hechas por grupos de Sancti Spíritus, Las Tunas y La Habana. Quince años después de su primera puesta en escena, en Estaciones estrenamos una versión muy particular mía sobre el texto”, explica Rubén Darío Salazar Taquechel, actor y director de Teatro de Las Estaciones.

La obra aborda el tema de la intolerancia frente al amor. Dos burritos sufren la incomprensión del amo de la hembra que pretende casarla con el más poderoso de la tierra. Sin embargo, Don Calderón resulta irónicamente burlado, cuando las mayores fuerzas del universo reconocen a Plata, el burrito, como el más fuerte, reafirmando la idea de que el amor todo lo vence.

“El espectáculo tiene una gran herencia que va más allá de Teatro Papalote y Las Estaciones porque bebe del romancero gitano de Lorca, de Samaniego, de Juan Ramón Jiménez y, por supuesto, de René Fernández Santana.

“Esta versión dramatúrgica y escenográfica de Rubén Darío Salazar fue asumida en su reestreno por Yerandy Basart, un excelentísimo titiritero y actor y le valió muchísimos premios. Quince años después, en el aniversario 30 de Las Estaciones, protagonizo yo este unipersonal”, comenta el actor Alejandro García.

La representación titiritera tiene poesías de relevantes escritores de los siglos XIX y XX, entre ellos Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez y Rubén Darío Salazar, y fábulas de Jean de La Fontaine y Félix María de Samaniego. “Donde René hablaba de Lorca, yo ponía a Lorca; donde hablaba de Samaniego, yo ponía a Samaniego; donde hablaba de La Fontaine yo también ponía a La Fontaine.

“Creamos un mundo onírico hermoso que fue premiado en el Guiñol Nacional, en el Festival de Monólogos de Cienfuegos. Ahora yo lo retomé para dedicarle un homenaje a René por sus 80 años, con una nueva generación.

“Ale García Valdés pertenece a la más reciente promoción de la Unidad Docente Carucha Camejo y ha ido creciendo como tienen que ser las cosas a nivel esencial”, considera el  Premio Nacional de Teatro 2020.

 “Es el primer unipersonal que hago, a la manera de Estaciones pues involucra la actuación, la danza, el canto, la animación de títeres, el decir de la poesía, de evocar a un juglar que viene de plaza en plaza enamorando al público.

“Para mí ha sido un reto grande, que exige mucho también porque dentro de los planes está que próximamente María Laura Germán, otra excelentísima actriz, titiritera, dramaturga, poeta, asumirá el desafío de encarnar a este titiritero”, agrega Alejandro.

La puesta en escena deviene prueba para los actores que la asumen por la diversidad de técnicas titiriteras en la que se basa, la simpatía que despierta y la interrelación que establece con el público.

“Ese es su mayor reto: enamorar a los espectadores, atraparlos y mantenerlos atentos a lo que se está contando desde un decorado sencillo, pero hermoso como puede ser un retablo a manera de trípode o de franelógrafo ya que se van poniendo los títeres planos y se va dibujando la historia de un amor que parece imposible, como la de Romeo y Julieta, con un Don Calderón que se opone por egoísmo a que dos burritos sencillos como Perla y Plata puedan vivir ese amor.

En el medio está el muro que significa la tristeza del impedimento y está el titiritero que se hace cómplice de esta historia de amor.

“Físicamente también exige muchísimo. Yo tengo una tendencia por el clown y también me aprovecho de estas herramientas de ser simpático y mantener el contacto con los receptores para que permanezcan interesados, alegres y se identifiquen con la trama.

“Hay que improvisar mucho porque los niños y los adultos que se meten en la historia te asaltan con cualquier tipo de respuesta ya que la obra es muy interactiva y, sobre todo los niños, son muy veloces y ocurrentes y debes estar listo”, resaltó el joven actor.

Precisamente, el final de la temporada de un clásico como Historia de burros dio paso a dos espectáculos estrenados en 2023, los más recientes de la agrupación matancera y que que han traído no pocas alegrías a la tropa de Sol y La Luna: Flores de Carolina y Ajonjolí, que representará a Matanzas, del 15 al 24 de noviembre, en la XIX edición del Festival de Teatro de Camagüey y Carnaval.

De eso se trata la vitalidad de un colectivo teatral y su permanencia en el tiempo, haciendo de lo más antiguo y lo más novedoso pretextos para extender la fiesta escénica de su existencia durante muchos años, con la complicidad y el aplauso merecidísimo de sus espectadores, nuevos premios y reconocimientos, estrenos y regresos a lo primigenio como contundentes cartas de triunfo para una agrupación que este 2024, cuando cumplió tres décadas de vida, se reafirma entre las agrupaciones de vanguardia del teatro de figuras en el contexto nacional e internacional.