Llegaron a Matanzas los autos Made in Cuba
En los últimos tiempos es cada vez más común ver circulando por las calles de la urbe yumurina vehículos de fabricación artesanal.
Esta iniciativa, propia de las necesidades del cubano, llegó para aliviar un tanto la transportación de pasajeros de un extremo a otro de la ciudad, que se complejiza por la situación del combustible, entre otras dificultades.
Los llamados «riquimbilis» trasladan pasajes desde el puente Canímar hasta el hospital Faustino Pérez, por un costo de 50.00 pesos el tramo, lo que al finalizar el viaje suman unos 200 per cápita, precio que no es asequible para quienes dependen de estos medios habitualmente.
Una realidad que no podemos tapar con un dedo si analizamos que es la alternativa más eficaz, constante y segura para llegar a tiempo al centro de trabajo y regresar a casa después de un largo y agotador día laboral.
La deficiencia con el transporte y los ómnibus urbanos en Matanzas es un tema añoso, que no se resuelve de una vez y por todas para el beneplácito de los yumurinos que piden a gritos al menos dos rutas diarias, como existía antes de la Covid-19.
Estos aparatos criollos, la mayoría hechos gracias al ingenio creador del cubano, están compuestos por partes y piezas de autos viejos, motocicletas y planchas de hierro y zinc, adaptados para carrocerías de diversos modelos.
Algunos tienen motores y llantas de Ladas; bombas de frenos de Moskvish; el volante, lo mismo sirve el de un camión que el de una motocicleta y exhiben asientos improvisados donde se acomoden gran número de personas, en fin, son verdaderos Frankenstein rodantes.
Artesanales, criollos, con tres ruedas o cuatro, con menor o mayor capacidad de pasajeros, bonitos o feos, costosos o no, por ahora están resolviendo la transportación en la ciudad y a los matanceros solo nos queda decir “bienvenidos estos medios Made in Cuba, marca Rikimbili”.